Eres muy feliz, eres muy amado

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Repugnante probablemente es una palabra muy fuerte, y aún así es lo más cercano a su verdadero sentir. Tal vez repulsivo, inmundo, intolerable, asqueroso, horrendo, nauseabundo. ¡O todo junto! Un escalofrío en sus huesos que hacía crepitar su cerebro sin duda.

Y si le dijeran que estaba exagerando, es que nunca habían tenido una relación tan especial como la que él mantiene con su gatita.

Por ello era repugnante. No sólo porque no estuviera a favor de aquella relación gatuna planteada por su esposa desde hace un par de años, sino porque sentía la probabilidad de perder una parte de sí mismo. A una amiga incondicional. Una atención especialmente melosa en términos felinos. Como si una hija suya se fuera del nido más pronto que tarde.

Podía soportar, con un enorme estrés incluido, que Naruto estuviera influenciando a que Hinata hiciera sus prácticas de vagancia por las calles de la ciudad. Podía soportar ver al Dobe vigilando a su gatita en plena noche como si de un lobo feroz se tratara. Podía soportar que un gato bobo y mañoso pudiera gustar de ella. Pero que Hinata correspondiera a ese desconfiable y descarado gato... ¡Era el colmo! El karma, era el karma por no haber escuchado a su esposa e invenciones suyas.

-... Fue complicado hacerla dormir anoche- suspiró la ojijade.

-Lo comprendo muy bien. Realmente es difícil cuando están enfermos. ¡Con Itachi me fue angustioso! Por supuesto era madre primeriza, ¿cómo no me causaría malestar? Tenía que darle tres baños al día de agua tibia, casi fría, para que pudiera dormirse sin alta temperatura.

Sí. Pensó el Uchiha.

Repugnante era la palabra perfecta para describir la escena a un par de metros frente suyo. Sus dos gatos recostados en el suelo, jugueteando coquetamente con sus cuerpos felinos demasiado pegados entre sí. Ronroneos llenos de miel, colas bicolor buscándose y enredándose. Besos de amor dados en todo lugar perteneciente a los cuerpos de su inocente-tierna-bonita gatita y de su bobo-calenturiento-corruptor Dobe.

Malditos fueran. Esos maullidos suyos lo iban a volver loco.

¿Y por qué los habían traído a la casa de sus padres en primer lugar?

Carraspeó molesto con ganas de llamar la atención y lo logró pero no de quien quería.

-¿Te sientes bien hijo? Has estado poniendo mala cara desde hace un rato.

-Diría que ni siquiera ha seguido la conversación, Mikoto-san -rió Sakura.

El Uchiha carraspeó más fuerte dejando perplejas a las mujeres. Él no dejaba de ver el mismo punto. El mismo fervor.

Al saber que ella no voltearía a verlo por más que intentara, la llamó por su nombre:

-Hinata.

Y seguía sin verlo.

-Hinata -llamó con potencia y la gatita al fin viró en su dirección exaltada.

El azabache abrió su palma para ella, este acto hizo que la gatita se separara de la enredadera de amor que eran las patas y cola del gato apoyado en su cuerpo noche. Naruto ronroneó de disgusto por la huida limpia de su compañera -y más por quién se dispuso a huir-.

Hermosa gatita, Travieso gatitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora