• [ Corrupción ] •

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Siempre odió usar Corrupción.

Odiaba la sensación de rendirse a ese Dios sin emociones que habitaba permanentemente dentro de él.

Renunciando a su humanidad.

La vertiginosa presión de sentirlo todo a la vez pero también el vacío de no sentir nada en absoluto, experimentando los movimientos de su cuerpo como si fuera una marioneta que baila a los caprichos del titiritero.

     Los dolores sordos en todo su cuerpo cada vez que Dazai lo hacía recobrar el sentido.

     «Dazai.»

     ¿Estaba él aquí? Apenas podía ver más allá de todo el polvo y los escombros que volaban en todas direcciones mientras su cuerpo atravesaba el edificio y aplastaba todo a su paso. Solo podía esperar vagamente que todos hubieran salido del edificio.

     Podía escuchar débilmente algo bajo sus propios gritos incoherentes cuando otra esfera de gravedad condensada es enviada a través de una pared.

     Casi sonaba como…

—¡Chuuya!

     Los gritos de Dazai quedan sin respuesta mientras tropieza con trozos de lo que solía ser el techo, tratando desesperadamente de alcanzar a su compañero. Solo han pasado unos minutos desde que se activó Corrupción, pero se sentía demasiado tiempo para su gusto. Ya podía ver cómo la habilidad se estaba desgastando en el cuerpo de Chuuya mientras continuaba con su alboroto sin sentido.

     El moreno tiene que detenerse, levantando los brazos por encima de la cabeza mientras una pared se desmorona frente a él, un grito despiadado atraviesa el aire. Dazai obliga a sus pies a moverse. Se sienten como si hubieran estado cubiertos de cemento, y sus extremidades ardían por el esfuerzo después de su carrera loca para encontrar su otra mitad. Aún así, no descansaría hasta que Chuuya regresara con él.

     Extiende su brazo hacia el otro, a solo unos pasos de distancia, mientras el piso comienza a agrietarse y temblar bajo el poder de Corrupción. Pedazos de pintura y paneles de yeso caen en su cabello cuando su mano encuentra el brazo del otro, y ese toque fue todo lo que necesitó.

     Dazai atrae a Chuuya hacia su pecho y enrosca su cuerpo alrededor del más pequeño en un fuerte abrazo, una mano enterrada en rizos rojos empolvados en yeso. Por un breve momento, su compañero lucha contra él, pero cuando Indigno de Ser Humano rompe el dominio de la otra habilidad sobre el pelirrojo, todo el impulso destructivo parece abandonar el pequeño cuerpo. Chuuya se apoya pesadamente contra Dazai, y el agotamiento finalmente pasa factura a la pareja al mismo tiempo que colapsan en el suelo ahora irregular en un montón enredado.

—¿Ch… Chuuya? ¿Chibi? ¿Estás conmigo? —susurra Dazai, encontrando la barbilla del otro y levantándola para ver su rostro.

—Estoy aquí… —murmuró Chuuya. Sus ojos estaban apagados mientras contemplaban inexpresivamente el rostro del moreno, pero él estaba presente.

—Estarás bien, yo... me aseguré de tener a alguien disponible para atenderte, no pensé...

—Oi, estoy bien, viejo —el pelirrojo apenas sonríe a pesar de sí mismo, sacudiendo un rizo del cabello del otro para aflojar una bocanada de cemento en polvo—. Necesitas una ducha.

     Dazai tiene una sonrisa torcida cuando pasa una mano por el cabello de Chuuya.

—Ambos la necesitamos. Cuando dije «párteles el culo», no quise exactamente convertirte en un equipo de demolición de un solo hombre.

—Tampoco lo estaba planeando —la respuesta se pierde en un amplio bostezo, y el más pequeño apoya la cabeza en el pecho del otro—. Voy a tomar una siesta.

INTERDEPENDIENTES. [ Soukoku • Bungo Stray Dogs. ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora