Capítulo 10: Al rico sol con los vecinos
Hoy era el día perfecto para no hacer nada, simplemente tomar el sol en tu tumbona del Carrefour, con tu bikini de florecitas, ese que queda tan bien con tu piel morena, y sin ningún niño que pueda molestarte. Los chicos se habían ido a pasar el día con su abuela y no tendría que ir a por ellos hasta la mañana siguiente así que tenía toda la casa para mi sola. Por razones de seguridad , Frankie se quedó conmigo y ahora está tomando su siesta diaria de tres horas, la cual me parece un poco exagerado teniendo en cuenta que no hace nada en todo el día pero igual le cansa andar sujetando su peluche favorito y andar mordiendo todo lo que encuentra a su alcance, ¿quién sabe?
Pues eso que estaba yo muy tranquila sin niños, sin lloriqueos,sin bomberos que llamar, sin...
-¡Buenas tardes vecina!
Me incorporé rápidamente debido al susto. Ahí de pie junto a la valla estaba el buenorro que vino el otro día a casa, creo que dijo que se llamaba David o Samuel no me acuerdo muy bien. Estaba otra vez sin ropa, con su blancucho cuerpo cubierto de crema solar. Era muy gracioso porque parecía un niño al que su madre le había puesto crema hasta las cejas para que no se pusiera rojo como un cangrejo.
-¡Buenas!- dije yo con mi mejor sonrisa falsa.
-Hemos montado una piscina para refrescarnos y venía a ver si Tristán quería venirse.
-Lo siento pero Tristán hoy no está y no vendrá hasta mañana por la mañana.
-Oh vale - dijo con un deje de decepción- pues nada ya me voy.
-Vale, adiós - dije volviendo a tumbarme y a cerrar los ojos.
- Si quieres puedes venirte - me sorprendió otra vez la voz.
Esta vez sin incorporarme, en la misma posición en la que estaba le contesté:
-No gracias, tengo que cuidar a Frankie, si eso otro día.
-Venga mujer, si quieres puedes traerte al pequeñajo también y que juegue en la piscina, no es muy profunda.
Esta vez si me incorporé y le miré a los ojos:
-No creo que una casa de universitarios sea el mejor ambiente para un niño de dos años.
-Eso no lo sabrás hasta que vayas - dijo con una sonrisa de listillo.- venga mujer, te lo pasarás bien.
Me quedé mirándolo con los ojos en rendijas, la verdad no me apetecía quedarme yo sola un sábado por la tarde.
-Esta bien, voy a despertar a Frankie y nos vemos en cinco minutos en la puerta de tu casa.
Una extensa sonrisa de triunfo se extendió por su rostro.
-Perfecto avisaré a los chicos.
Seguidamente se marchó en dirección al interior del patio, mientras, yo me incorporaba y me dirigía hacía el interior de mi casa a por mi saco de patatas, o comunmente llamado sobrino/Frankie.
*************
En el momento en que llegué a la puerta de la casa de al lado me arrepentí de llamar al timbre. Cargaba con Frankie en el brazo derecho y en el otro llevaba mi toalla y una mochila con las cosas para Frankie y sobretodo mucha crema solar ya que ese niño era más blanco que la cal.
A los dos segundos me abre la puerta un chico rubio, alto y fuerte pero lo que llamaba más la atención eran sus carnosísimos labios. En el momento que me vio se extendió una gran sonrisa a lo largo de su cara, pero rápidamente sus ojos se dirigieron hacia el pequeño monstruito que cargaba. Si su sonrisa era grande antes, esta se hizo enorme cuando vio a mi sobrino.
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Come with me tonight
RomanceMe llamo Valentina, pero todos me llaman Valen. Tengo veinticinco años y soy dueña de una de las empresas mas importantes del país. Me acabo de enterar que mi hermana a muerto y me ha dado la custodia de sus hijos. ¿Cómo voy a poder ocuparme de un a...