Esa misma tarde fuimos a comer a la casa de la Sra. Sueck. Tristán no había dicho nada desde la discusión y ya estaba preocupada. Intenté hablar con él un par de veces pero me ignoró completamente. La comida estuvo tensa y eso que la Sra. Sueck puso empeño, pero o no hablaban o si lo hacían respondían con monosílabos.
- Chicos me he enterado que vuestra tía Valentina os a cambiado de instituto, ¿qué tal os está llendo?
Y ahí estaba la pregunta que yo hice hace unos días y que provocó una discusión la cual ha hecho que no se pronuncie palabra en casa estos días.
- Sra. Sueck ¿no se había apuntado a pilates? - dije intentando cambiar de tema.
-Ah! Sí, la verdad es que es genial eso del pilates, estoy teniendo elasticidad en partes que ni si quiera sabía.
Ante eso último los cuatro pusimos una mueca de asco. Vale, mi intento de cambiar a otro tema menos tenso fue un total fracaso a parte de traumatizante.
******
Y otra vez era lunes, como llevaba haciendo desde hace una semana, llevaba a los chicos al instituto y luego fui a la oficina con Frankie. Despues de dejarle a Ellie a cargo del bebé me puse a buscar una guardería. A eso de las doce, alguien tocó a mi puerta.
- Adelante.
- Valen cariño ya he vuelto- dijo una voz cantarina y grave.
- ¡Josh! Creí que me tenías abandonada - dije levantándome de mi silla y llendo a abrazarle.
- Eso nunca, por cierto siento muchísimo lo de tu hermana y siento mucho más no haber podido estar cerca tuyo.
-Tranquilo, estabas en tu luna de miel y tenías que disfrutarla. Por cierto, ¿como fue? - pregunté poniendo una sonrisa pícara.
-No seas ansiosa, te lo contaré si accedes a comer conmigo.
Acepté gustosamente aunque tenía el presentimiento de que me olvidaba de algo.
******
Josh me había invitado a nuestro retaurante favorito y me había estado contando toda su luna de miel, pero llegó el momento que había etado evitando.
-¿Y tu que tal? ¿Cómo llevas eso de tener que cuidar a cuatro niños?
- Si te digo la verdad mejor de lo que esperaba. Pensé que metería la pata el primer día. Aún así tengo miedo de que un día vengan y me digan que se quieren ir con su abuela.
-¿Y que problema hay con ello? Te librarías de ellos y les podrías visitar siempre que quisieras.
-No puedo hacer eso. Mi hermana y su marido confiaron en mi para criar a sus hijos si algo les pasaba. Además la madre de Agustín ya no está para cuidar a dos adolescentes y uno en proceso , sino contamos con Frankie - dije girando la cabeza a verle.
Estaba sentado en esas sillas que ponen en los restaurantes para los bebés jugando con una cuchara de plástico. De repente entró en el restaurante un grupo de adolescentes y ahí fue cuando me di cuenta de lo que se me había olvidado.
- ¡Josh! ¿Qué hora es? - dije alarmada.
-Pues las cinco, ¿por qué?
Rápidamente me puse de pie, me puse el abrigo y cogí a Frankie.
-Cuándo llegue a casa te llamo y te cuento.
Al salir del restaurante hacia mi coche me di cuenta que estaba lloviendo. Al entrar a éste, empapada, senté a Frankie en su sillita y arranqué hacia el instituto. Solo esperaba que no estuvieran muy enfadados.
******
Cuando llegué a la entrada del instituto estaban los tres sentados en la acera empapados. Mientras se acercaban al coche puse mi mejor cara de arrepentimiento. Los tres cerraron la puerta de un portazo. Podía ver poe el espejo retrovisor cómo los medianos me hechaban miradas de enfado y de desagrado, mientras que Tristán se limitaba a mirar por la ventana con la capucha puesta.
Al llegar a casa les dije que metieran la ropa en la lavadora, no dijeron nada pero me hicieron caso. Con Frankie en brazos me fui a cambiarlo a el también ya que estaba algo húmedo y así de paso le cambiaba el pañal.
Cuando le empecé a quitar el pañal pude sentir un olor fuerte a caca, tanto era el hedor que tuve ir a por unas pinzas de colgar la ropa y ponérmelas en la nariz. Con cuidado le quité el pañal y lo tiré a la papelera más cercana. Ya limpio y con el culito suave dejé a Farnkie en su cuna.
-Carla me harías el favor...
Le iba a pedir a Carla que cuidara de su hermano mientras tiraba al contenedor la maravilla que me dejo el pequeño en mi preciosa papelera pero se me olvidó llamar a la puerta. Al abrir la puerta contemplé que se estaba mirando en el espejo en sujetador y con los panatalones del pijama puestos. Al verme me miró entre enfadada y asustada. No me dió tiempo a ver prácticamente nada más ya que rápidamente me cerró la puerta en las narices.
-¿Cuántas veces os he dicho que teneis que llamar a la puerta? - preguntó desde el otro lado.
-¿Lo siento, estás bien?
Oí un suspiro de su parte .
-Sí tía estoy bien- dijo por fin abriendo la puerta, ya con su camiseta puesta.
Me quedé mirándola intentando analizar su comportamiento. Se estaba comportando demasiado raro para mi gusto.
-¿Necesitabas algo? - me preguntó haciendo que mi analizamiento se viera interrumpido.
-¡Ah! Sí, te quería preguntar si podrías cuidar de tu hermano mientras yo bajo a tirar la basura.
-Claro - dijo mientras se encaminaba a mi habitación, donde se encontraba el bebé.
No me creía del todo que estuviera bien pero ahora no tenía tiempo de pensar en eso. Tenía que ensayar como les iba a pedir perdón durante la cena y mi cerebro no daba para nada más estos dias. Solo esperaba que no me confundiese y que fueran solo cosas de una adolescente.
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Come with me tonight
عاطفيةMe llamo Valentina, pero todos me llaman Valen. Tengo veinticinco años y soy dueña de una de las empresas mas importantes del país. Me acabo de enterar que mi hermana a muerto y me ha dado la custodia de sus hijos. ¿Cómo voy a poder ocuparme de un a...