Capitulo 3: Decisiones de color rosa chillón.

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Cuando fui a recogerlos al instintuto me di cuenta que todo el mundo los estaban mirando con pena.

Se metieron en el coche y nadie habló. Solo Carla y Colton soltaron un seco "Hola" el cual yo respondí. Conduciendo vi por el rabillo del ojoa Tristán con la cabeza apollada en el cristal del coche  y escuchando música rock. Desde aquí se podía distinguir bien la canción que estaba escuchando: Boulevard of broken dreams de Green Day.

No sabía si sacar conversación o no, aunque me dijo el psicólogo que tenían que hablar conmigo acerca de sus sentimientos, con Tristán era todo más difícil ya que es al que más le afecto la muerte de sus padres. Al final opté por no decir nada.

Por la tarde al entrar en el salón me encontré a Carla sentada en el sofá en posición de sirena y con una foto en sus manos. Me quedé un rato observándola .

-Les hecho mucho de menos- dijo rompiendo el silencio. Este era uno de esos casos en los que no sabías que decir, y con miedo a decir algo y fastidiarla. Asi que no dije nada y dejé que se desahogara todo lo que quisiese.

-A veces puedo ver a mamá haciéndome galletas en la cocina mientras mira cómo juegan papá, Tristán y Colton al béisbol.

Me siento a su lado y miro la foto. En ella salen mi hermana y su marido, él la abraza por detrás y los dos miran a la cámara con una enorme sonrisa.

-Carla, ¿qué te parece si nos mudamos?

******

Cuando llegué a casa del trabajo y entré en la cocina, Tristán estaba de espaldas haciéndose un bocadillo, con los cascos puestos y la música a tope que yo creo que hasta en China la pueden estar oyendo. Señor que manía de poner la música tan alta.

- Tristán - le llamé, y le llamé cada vez más fuerte hasta que, rendida, me acerqué, le quite los cascos y le gritéis al oído. Él empezó a quejarse mientras se tapaba el oído dañado por mi aguda voz.

-¿¡Pero que cojones te pasa!? casi me dejas sordo, mira que eres bruta.

- Oye cuida esa boca tuya que te puedo poner un castigo como la Estatua de la Libertad de grande.

-¿Para eso me has molestado?¿ para castigarme?

- No, tenía una cosa que comentarte.

-Bueno pues tu dirás, pero dímelo rapidito que no tengo todo el tiempo.

- Vale, he pensado que nos podríamos mudar, para cambiar de aires ya sabes, nuevo insituto, nueva casa.

Tristán parecía estar pensándoselo, mientras yo le ponía ojos de corderito degollado.

- Está bien, ya no nos ata nada a este barrio asi que por mí bien.

-¿En serio? - pregunté con una mezcla entre estupefacción y alegría.

- Sí.

Entonces ahí si que no me pude contener y le apretujé entre mis brazos mientras le contaba que iba a ir ahora mismo a la inmobiliaria.

******

Era el día de la mudanza. Había conseguido una buena casa de dos plantas en la que se encontraba una cocina amplia, un salón conectado al comedor , el cual da a un patio trasero mediante unas puertas de cristal. La puerta del garaje da a la cocina y el garaje es bastante espacioso. La puerta continua a la de cocina daba a un amplio baño con azulejos color cielo. En la planta de arriba hay tres habitaciones y un baño.  Una habitación tenia una litera y una cama individual en la que dormirá Frankie cuando sea mas mayor, en otra habitación hay una cama de una plaza la cual va a ser para Carla y la otra tiene una cama de matrimono. La casa venía amueblada pero aun así he decidido conservar algunos muebles de la casa de mi hermana.

Llegamos a la nueva casa y nos encontramos con el panorama de que en el salón estaba toda una torre Eiffel de cajas que los de la mudanza habían traido.

Antes de desempacar todo, nos pusimos a pintar las paredes, nos pusimos monos viejos y cutres y nos dispusimos a pintar la habitación de Carla de un rosa chillón que para entrar tendríamos que ponernos gafas de sol para no dañarnos la vista. Puse a Frankie en un papel de periódico y me subí a la escalera para empezar a pintar las partes más altas de la pared.

Diez minutos depués la habitación estaba tan silenciosa que si se llega a caer un alfiler se oiría. Cansada de ese silencio me baje de la escalera bajo la atenta mirada de mis sobrinos y salí al pasillo. En una caja encontré una vieja radio que me regalaron mis padres en el verano del 95 y la enchufé a un enchufe cercano. Empezó a escucharse la canción Ain't no mountain high enough, una canción que me encantaba. Me dirigí otra vez a la habitación bailando y cantando, haciendo así, que Carla y Colton se me unieran miemtras Frankie daba palmaditas con sus regordetas manos.

Como veía que Tristán nos ignoraba cogí una brocha y le pinté toda la espalda. Éste se dió la vuelta lentamente, como en las películas de miedo, intentando poner cara de enfado pero su sonrisa le delataba. Yo puse mi mejor cara de inocente y señalé disimuladamente hacia Colton. Justo como pensé Tristán se vengó de él tirándole pintura a su camiseta. Y asi es como empezó una guerra de pintura de la que ni si quiera Frankie se libró.

Come with me tonightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora