LXXIII

175 21 11
                                    


Narrador omnisciente

Están en la cocina, busquen posición de tiro desde el exterior.

Los cuatro atracadores atrapados solo podían escuchar los planes en susurros de los militares, sin dejar de estar atentos para disparar en cuanto asomasen un milímetro de piel.

El resto de la Banda se mantenía fuera, con la frustración y desesperación corriendo por sus venas, buscando la manera de entrar y salvar a sus compañeros del despiadado hombre que ya les había arrebatado a Nairobi. Sin olvidar al pobre Helsinki agonizando bajo las atenciones de Estocolmo.

—¿Puedes hackear esa mierda o que, Rio?- Palermo cuestiona una vez conectaron con el código de seguridad de la puerta 

—Si, se está desencriptando. - el también te era sofocante, con el sudor de los nervios bajando por su frente- Tardará 30 minutos como mínimo. Una hora, siendo realistas.

—¿Qué?.- Lisboa mantenía su arma fuertemente agarrada, inquieta-No, no hay tiempo

—Que vengan los fundidores.- Berlin golpea su puño contra el metal-¡Ya, joder!

Tras cuestionar a Bogotá, el profesor dio la orden.

—¿Tokio, cuánto tiempo creen aguantar?

—El que haga falta.- Olivia asintió, suspirando.

—¿Qué está pasando?- Sergio también sufría, su pie ensangrentado no era lo que le preocupaba realmente

—Se pelean.- Cölln habla, su oído ardía del esfuerzo que hacía para escuchar.- Gandia parece no estar de acuerdo.

—El jefe quiere perforar la pared y entrar por la despensa-describe Denver- Y Gandia quiere atacar por el pasillo.

—Está cuestionando órdenes, Tokio, ese es su punto débil.- la voz agitada del profesor resonó- Tú lo conoces, ¿puedes hacer algo?

—Claro.

Pues hazlo.- suelta entre quejidos.

—Hola, Gandia.- Silene no tarda en obedecer- ¿Cómo estas, cariño? ¿Me has echado de menos?

—Solo por las noches.

—Pero no has vuelto por mi, ¿verdad?- Tokio compartió una mirada con su amiga- Has vuelto porque fuera te sentías un traidor. Fuiste el aliado de los atracadores con un walkie, mintiendo al CNI, y gracias a esto entro Lisboa.

—Esto me trae muchos recuerdos.- Cölln suelta una risilla- Yo también los ayude cuando me secuestraron, me llamaban el "Corderito mayor", ¿Lo recuerdan? Que me he puesto nostálgica.

—La diferencia es que Olivia cambio de bando por sus cojones y no por miedo - guiña su ojo hacia la castaña- No como tú que no tienes cojones para irte a casa y mirar a los ojos a tu mujer y a tu hijo juanito.

—Cállense, ratitas, que voy a entrar y les voy a lavar la boca con jabón si hablan de mi familia.- la paciencia del militar desaparecía con cada palabra

—No.- sentencia secamente- Lo qué pasó, es que te vieron salir vivo en la tele. Seguro que lloraron, se abrazaron...y creyeron que ibas a ir a casa esa noche.- chasquea con burla- Pero no, ni los llamaste, ¿verdad?

—Que va, ¿qué les iba a decir?- Olivia contesta por el-¿"He asesinado a una mujer herida y desarmada"?

—Sin olvidar la parte de "Y luego me he vendido y he traicionado a mi bandó por cobarde"- termina Oliveira.

La casa de papel ||Berlin|| (2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora