Amor y Aromas | [JIKOOK]

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El sonido del teléfono de la oficina hizo a ambos salir de su ensoñación.

Jungkook se alejó de Jimin y aclaró su garganta antes de responder.

—Oficina del señor Park— dijo el castaño mientras que Jimin se acomodaba la corbata y agudizaba su oído.

—Guo, hay un alfa aquí que dice ser tu conocido y que es urgente que bajes— dijo Lisa del otro lado de la línea, su voz sonando algo preocupada.

No era para menos, cuando ese extraño alfa de aspecto sospechoso había entrado corriendo y solicitando ver con urgencia al beta, diciendo que se trataba de una situación de vida o muerte.

Lisa se detuvo unos segundos inspeccionando la apariencia revoltosa de ese chico, apreciando como su cabello se encontraba desordenado, sus ropas se encontraban arrugadas y mal colocadas, mientras que cubría su rostro con una mascarilla y un par de anteojos negros, y en sus manos llevaba una chaqueta junto a una bolsa de plástico que tenía el logotipo de una farmacia.

"Por favor". Suplicó el extraño hombre, su voz escuchándole tan desesperada que Lisa no lo volvió a pensar y llamó al número de la oficina de su jefe. Estaba segura que Guo estaría junto al alfa.

"¿Podría ser su pareja?". Pensó la omega rubia. Su mente se llenó de fantasías donde el hermoso beta y el extraño alfa habían tenido una pelea de pareja y el alfa arrepentido había ido a buscarle y suplicarle su perdón. "Que romántico". Rió en sus adentros mientras que Taehyung sólo podía pensar en lo que el padre del omega le haría si descubría que había dejado salir al menor en pleno inicio de su celo.

Mientras tanto, Jimin no podía dejar de abrazar al menor e impedir que saliera de la oficina.

—No puedes salir así, tu aroma sigue siendo muy intenso y alguien podría atacarte— dijo Jimin mientras sentía como Jungkook se removía en sus brazos, intentando escapar de su agarre.

—A nadie le gusta un omega con un aburrido aroma a plantas— replicó, sintiendo a su omega interno sentirse herido, apagando el calor de su celo.

En su vida había conocido varios alfas y omegas que solo se dedicaban a criticarlo, en especial su aroma, siempre comparándolo con un aromatizante de autos. Creía que si hubiese tenido el aroma más empalagoso como los demás, no tendría que soportar las burlas de los demás.

El gruñido proveniente del alfa le hizo prestarle atención una vez más.

—Cielo, tu aroma no es aburrido, es tan embriagador que me estoy volviendo loco— dijo mientras rozaba su nariz en donde se desprendía ese maravilloso aroma. —Es lo suficientemente dulce para encender a cualquiera y lo suficientemente ligero para hacer que no pierda la cordura por completo y actuar como un animal, a menos que así lo quieras— comenzó repartiendo besos húmedos por todo el blanquecino cuello descubierto del menor, dando ligeras mordidas que poco a poco comenzaron a aumentar nuevamente el calor por parte del omega.

Tímido, soltó más de su aroma, haciendo ronronear al alfa que buscaba impregnarse de él.

Miró como los ojos del mayor cambiaban de tonalidad ámbar dando paso a un brillante dorado, similar al oro. La manera tan intensa que le miraba el alfa le envió un escalofrío que le hizo jadear. Estuvo a nada de dejar a su omega salir nuevamente, no obstante el sonido del teléfono volvió a romper la atmósfera que los envolvía.