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Su vida no había cambiado en ningún sentido, Park no le había descubierto y podía seguir trabajando con él, aunque no por eso se podía sentir más relajado, debía tener más cuidado.

Zhengguo entró a la empresa y saludo a todas las personas que se encontraba camino a la recepción.

Como todas las mañanas, todos le miraban con grandes sonrisas en sus rostros, algunas forzadas y otras con amabilidad.

Saludó a Lisa y tomó el pequeño supresor de aroma que ella le dió. Podría ser extraño que un beta utilizara un supresor de aroma, pero eran órdenes de la empresa y todos debían respetarlas.

Se roció el supresor mientras la omega le hablaba sobre lo que había hecho el fin de semana, riendo por las ocurrencias de su amiga, pero cuando Lisa le preguntó que tal su fin de semana, se limitó a decir que era aburrido, y que era tiempo de comenzar a trabajar, logrando evitar el tema.

Sonriendo y mostrándose seguro de cada paso que daba, se dirigió a la oficina de Jimin. Una vez más, les devolvió el saludo a algunas personas que se encontraba y a su vez verificaba que ningún olor extraño se acercara a la oficina.

Miró su reloj, agradeciendo por no haber llegado tarde, entrando a la oficina y corriendo a abrir las enormes cortinas.

La magnífica vista del sol en el horizonte, saliendo y bañando de su luz a la ciudad, tiñendola de dorados y anaranjados. Suspiró enamorado de la maravillosa vista.

La había descubierto cuando se quedó trabajando hasta el amanecer por primera vez. Había sido un día demasiado loco, desde ese día, siempre procuraba llegar a tiempo para poder disfrutar de la vista y llenar su alma de la calidez que le transmitía.

Suspiró dejando de lado sus sentimientos y miró una vez más el reloj, poniéndose a trabajar inmediatamente.

Park llegaría en cualquier momento, por lo que limpió todo rastro de aroma que pudiera encontrar, apiló y ordenó los documentos que se encontraban sobre el escritorio y encendió la cafetera para calentar el agua que el alfa usaría para su café de las mañanas.

Cuando terminó, vió que aún le sobraba tiempo antes de que el alfa llegará, por lo que salió y recorrió la empresa, procurando una vez más que no hubiera ningún aroma molesto para Jimin.

Una vez verificó que no habían aromas dulces y empalagosos, fue con Lisa, la cual sonreía amable a los que llegaban y les daba el supresor reglamentario.

—Lisa, necesito hablar contigo antes de que el joven Park llegue.

—Claro Guo, ¿pasó algo?— le preguntó algo confundida pero sin dejar de sonreír.

—No es nada malo, pero Park quiere que descubra que sucedió con la señorita Yi— le dijo a su amiga.

Lisa solo soltó un suspiro cansado, no quería hablar de esa omega, sin embargo le contó todo lo que había pasado, desde como desde el momento en el que puso un pie dentro de la empresa se había comportado altanera y egocéntrica, se había resistido a usar el supresor, se autoproclama la futura señora Park y, además creía que el supresor era una especie de trampa por celos de parte de Lisa.

Guo escuchó atento sin mostrar ninguna expresión, pero en el interior, gruñía molesto, odiaba ese tipo de personas.

—Y bueno, yo no me iba a quedar con la boca cerrada, por lo que sí no hubieras llegado, esa omega ya no tendría los bonitos dientes que presume— se escuchó un gruñido salir de la omega.

Amor y Aromas | [JIKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora