─────────── ꔫ ────────── ٠࣪⭑ ash ketchum (pokémon) x lectora. +18. pokémon: aspired to be a pokémon master. ⟡ ─────────── ꔫ ──────────
. ݁₊ ━━ 𝗥𝗘𝗦𝗨𝗠𝗘𝗡: La tensión sexual puede aumentar en niveles peligrosos.
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Ash Ketchum aún no podía creer que había ganado el torneo, coronándose como el campeón del mundo, habiendo pasado tanto.
Había logrado su meta.
Se había ido una vez más de casa para tener nuevas aventuras y seguir haciéndose más fuerte, sin querer dormirse en los laureles. Así varios años habían pasado, ya tenía la mayoría de edad para hacer lo que quisiera. Un día normal, caminando bajo el atardecer de Paldea, se topó a su antigua amiga ____ en el camino.
La había conocido durante su estadía en Alola, siendo ella una de las tantas estudiantes de la Escuela Pokémon. Por suerte les tocó en la misma clase, viviendo nuevas aventuras cada día en compañía de sus amigos, y hasta más.
La atracción entre ambos no se hizo esperar mucho y, en una noche estrellada cuando todos dormían, se besaron. Fue tan mágico, más que su primer combate Pokémon donde la emoción recorría cada rincón de su cuerpo. Nunca fueron novios realmente; se trataban como tal pero nada más. Eso sí, Ash podía llegar a ser un coqueto de lo peor cuando su sueño de ser el mejor entrenador Pokémon no era lo único que tenía en mente. En ese momento aún eran más o menos inocentes, por lo que no llegaron a nada más, sin embargo siempre estuvo esa sensación de incomodidad (que no lo era en realidad).
Pero no solo era algo tan simple como tensión sexual. También eran los nervios de niñita que ____ sentía por Ash cuando estaba cerca y las ganas que tenía de gritar de la emoción por algo tan simple como que él la volteó a ver. Y los extraños sentimientos que Ash tenía por ____ y el como eso lo hacía una persona más empática con todos. No era algo tan incauto como solo querer sexo.
Pero actualmente, siendo mayores de edad, ya no eran ingenuos ni mucho menos. E internamente querían que el otro diera el primer paso para pertenecerse de una vez por todas y por toda la eternidad. Que hubiera algo entre ellos que nadie, ni siquiera el tiempo mismo, pudiera borrar o deshacer.
Durante todo el camino, esperando encontrarse un Centro Pokémon mientras conversaban, no podían quitarse la mirada de encima. Ash había madurado realmente bien: era más alto, sus brazos y piernas se mostraban musculosos, y todavía peor, se le remarcaban las venas cuando apretaba los puños. Esa sentimiento febril empeoraba ya que por momentos sus brazos se rozaban, era algo tan normal pero se sentía tan lascivo. Los Pokémon en sus hombros, Pikachu e Eevee, los distraían un poco de sus pensamientos lujuriosos. Aunque no lo suficiente.
