SAMANTHA
De un segundo a otro, me encuentro en la salida del quirófano. Miro mis pies descalzos y me horrorizo cuando veo mi bata de hospital ensangrentada, tocando mi vientre con mis manos en busca de mi barriga abultada.
¿Y mi bebé? ¿Por qué estoy aquí? ¿Y Jeremy?
―Vuelve al quirófano e infórmame de todo, por favor ―escucho su voz y me giro, encontrándolo tirado en el suelo con el rostro entre sus piernas y Amanda intentando consolarlo―. Por favor.
Lo peor de todo no es eso. Es que puedo ver a quien le habla, de pie frente a él, congelado en su puesto y con el pánico recorriendo cada fracción de su rostro.
― ¿Jeremy? ¿D-Dylan? ―pregunto, captando la atención de los aludidos.
Él se levanta y mira en mi dirección. Ambos hombres me ven horrorizados y presiento lo peor.
― ¿Por qué estoy aquí? ¿Y el bebé? ―pregunto, acercándome a ellos. Sin embargo, hay algo que no me deja avanzar. No sé qué es exactamente.
Es como una barrera, una invisible.
―Sam... ―susurra con dolor y se acerca―. Tú no, por favor. Tú no.
― ¿Qué rayos está sucediendo? ―exigimos saber mi hermana y yo entre dientes.
La ansiedad me carcome y estoy pensando lo peor. Quiero saber qué mierdas sucede.
―Tienes que luchar, Sam. Tienes que hacerlo, te lo suplico ―pide Jeremy, sin responder mis preguntas.
― ¿Samantha está muriendo? ―escucho el terror en la voz de mi hermana. Él no le responde, haciendo que ella palidezca y se resguarde en su pecho, abrazándose el uno al otro.
― ¿Puedes... verme? ―habla Dylan y yo asiento en su dirección, sintiendo un escozor en los ojos por las lágrimas.
― ¿He muerto? ―mi voz sale pequeña y ahogada, aterrada―. ¿Dejé a mini Dylan solo?
―No, no. Sigues aquí, tienes que seguir aquí ―dice Jeremy, abrazándome.
―Iré a ver qué sucede ―dice Dylan y desaparece en el aire.
Yo estrujo a Jeremy entre mis brazos, quien no para de temblar y sacudirse por los sollozos. Detrás de él, mi hermana está de piedra viendo la situación.
― ¿Soy como Dylan, cierto? ―pregunto, alzando su rostro con mis manos para que me encare. Él sigue llorando y niega con la cabeza repetidas veces. Se ve... roto, como jamás pensé que lo vería―. ¿Soy un fantasma?
―No estás muerta, ni lo estarás. Tienes que luchar ―suplica, tomando mi rostro entre sus manos.
― ¿Cómo sabes que no he muerto? ―susurro.
―Porque estás transparente. No te ves completamente, como Dylan. Sigues aquí, estás entre la vida y la muerte ―me explica con voz temblorosa―. Necesito que luches.
― ¿Cómo? ―pregunto, desesperada―. No sé qué hacer.
―Aférrate a algo. Aférrate a tu hijo, a mí ―dice, tomando mi rostro entre sus manos—. Joder, vive por nosotros, ¿sí? Y si quieres, nos mudamos juntos o ¡hasta nos casamos si así quieres! Lo juro, hago lo que sea, pero vive, te lo suplico.
Amanda jadea y luce igual de sorprendida que yo ante lo que él dice. ¿Casarnos? ¿Tan pronto? ¿Él me ve de esa forma? ¿Quiere estar junto a mí el resto de nuestras vidas?
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Solo pido un día más © SPUDM #1 |EN EDICIÓN|
RomanceUna pareja se ve separada por la muerte, pero el amor parece tener ventaja cuando Dylan se estanca en el mundo de los vivos y, con ayuda de Jeremy, buscará la forma de despedirse de Samantha, su prometida. Así, durante esta travesía, tal vez los tre...