Espiado por ti | Douma x Inosuke

VIII

El alfa que se veía con impotencia ya estaba en la oficina donde se iba a encontrar con Senemi. Se acerco con pasos ligeros hacia el escritorio sacando una bolsa de dinero que se desplegaba por la mesa. El peliblanco que estaba parado al lado de la mesa sonríe con satisfacción, empezaba a contar el dinero ignorando la presencia de su rival.

—Ahí está el dinero, deja en paz a Inosuke —dijo con firmeza Douma.

—Bien, nos estamos entendiendo —rio Senemi mientras seguía contando el dinero inclinado a la mesa.

—Si vuelves a acercarte a él, te juro que te mato —advirtió Douma con una mirada fría.

—Vaya, pero qué serio eres —dijo Senemi, ignorando la amenaza.

—No es la primera vez que lo amenazas y chantajeas su privacidad para tener acceso a su cuerpo —acusó Douma, mostrando sus colmillos mientras se acercaba con pasos decididos hacia él.

—Vamos, Douma, no te pongas así —dijo Senemi con una sonrisa burlona— Solo estoy divirtiéndome un poco. No es nada personal.

De repente, Senemi sintió cómo Douma lo agarraba de la camisa pegándolo en la pared fuertemente, con su mirada llena de una furia.

—No es nada personal, ¿eh? —repitió Douma con un tono sarcástico— ¿Acaso te gustaría que alguien te tratara así? ¿Qué te chantajearan para tener acceso a tu cuerpo y jugar contigo a su antojo? Senemi intentó zafarse del agarre de Douma, pero este lo tenía fuertemente sujeto y soltó un quejido Senemi.

—No voy a permitir que sigas lastimando a Inosuke. Y si vuelves a intentarlo, te aseguro que te arrepentirás de haber nacido —advirtió Douma, soltándolo finalmente.

Senemi se ajustó la ropa y chasqueo la lengua.

—No puedo creer que seas tan patético, Douma —dijo con rabia Senemi—. ¿Enamorado de un omega? ¿Qué clase de alfa eres?

—¡Cállate! —exclamó el oji arcoíris.

—Teníamos un trato y lo rompiste, ¿crees que con solo darme dinero todo se arreglara? —reía Senemi con malicia.

—Nuestro trato se acabó hace mucho tiempo, te dije que no hicieras nada imprudente —apretó el puño el mayor con las venas marcadas.

—Pero en el club nocturno te revolcaste con él —se acercó Senemi a Douma con cautela.

—... —a filo su mirada a los movimientos del peli blanco.

Senemi se acercó a Douma con una sonrisa siniestra, acariciando su corbata con dedos fríos como el hielo.

—No puedes evitarlo, ¿verdad? —murmuró Senemi— El omega te tiene loco.

Douma apretó los dientes, sintiendo la ira burbujear en su interior.

—Déjalo en paz —dijo con voz firme el oji arcoíris, pero Senemi parecía no tomarlo en serio.

Con un movimiento rápido, Senemi jaló la corbata de Douma hacia abajo, obligándolo a inclinarse.

—Ahora es mi turno de divertirme con el omega... seguro estará ansioso de verme —susurro Senemi empujando a Douma al otro extremo contra el escritorio.

Douma callo bruscamente y levantó la mirada y se dio cuenta de que todo era una trampa. En ese momento, varios hombres aparecieron de la nada y le golpearon la cabeza, dejándolo medio inconsciente en el suelo.