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Ya casi estaba terminado la semana y todavía no había logrado recopilar la información suficiente como para realizar su artículo sobre el delincuente de su clase. Se sentía frustrado, muy frustrado.

¿Por qué era tan difícil saber algo verdadero sobre el tipo que estaba en boca de todos?

Roier suspiró y aplastó su mejilla contra la mesa mientras observaba con atención todos los movimientos de Spreen a lo lejos. Aquella era de las pocas veces que se podía ver al chico en la cafetería, estaba comiendo un plato de fideos mientras escuchaba música en sus audífonos, pero solo como siempre.

Desde que empezó con su investigación era así, el tipo no hacía mucho y solo se mantenía solo la mayor parte del tiempo. Era como cualquier otro estudiante promedio, no entendía porque la mitad de la población estudiantil le tenía miedo, incluyéndose a él mismo en aquel sector.

Oh bueno, tal vez si lo entendía.

Justo en ese momento Spreen volteó a verlo, no tenía sus lentes puestos por lo que pudo ver con claridad sus afilados ojos lilas, haciéndolo estremecerse y voltear de inmediato hacia donde sus amigos lo miraban con curiosidad. Estuvo muy cerca de ser descubierto, su corazón latía como loco por los nervios y algo más que desconocía pues en su interior debía de admitir que a pesar de que la mirada de Spreen era jodidamente aterradora, sus ojos eran muy lindos.

– Men, creo que deberías dejar de verlo tanto. – Dijo el Mariana colocando una mano en el hombro de su amigo.– Pareces un acosador, ¿Acaso te gusta o que?

– ¿Qué? Claro que n-

– Si es así no tienes por qué avergonzarte, aquí apoyamos a los gays, por algo somos amigos de Valdo. – Aldo interrumpió mientras alzaba sus pulgares en forma de aprobación, ganándose un golpe seguido de un insulto por parte del nombrado.– Auch, pinche agresivo de mierda... Bueno como decía, nosotros te apoyamos, aunque tal vez deberías replantearte un poco tus gustos, la verdad.

– Spreen no me g-

Esta vez interrumpió Rivers mientras asentía de acuerdo con las palabras de su amigo.– Aldo tiene razón, no tenemos nada en contra de que te gusten los delincuentes pero deberías replantearte un poco si de verdad quieres ser la novia del Chapo Guzmán.

– Ya cabrones, parenle, Spreen no me gusta. Solo quiero hacerle un artículo para el periódico y ya. – Habló Roier frustrado de que no lo dejasen hablar.

No sabía como sus amigos habían llegado a aquella conclusión tan extraña, a él jamás le podría gustar Spreen, podía reconocer que era lindo pero no le gustaban los tipos malos, no sabría cómo reaccionar si un día le pedía robar un banco o patear abuelas en una cita.

– ¿Y por qué no le hablas entonces? Es más fácil que solo verlo y seguirlo como un psicópata.

– No soy un psicópata, pendejo. – Suspiro volviendo a dirigir su mirada al objeto de sus investigaciones, que al parecer estaba terminando de comer.– Y hablarle no es una opción, seguro no me dirá nada y me dejara sin tripita por intentar meterme en sus asuntos.

– Si tú lo dices... – Con eso dieron por terminada esa conversación y cambiaron de tema, aunque Roier no pudo dejar de pensar en lo que habían hablado.

Tal vez acercarse a Spreen no sería tan malo como él pensaba. Es decir, en el tiempo que lo había observado no había hecho nada realmente malo, nunca lo hacía visto amenazando a nadie y lo único realmente sospechoso es que habían días en los que se quedaba hasta muy tarde pero Roier no sabía para que, pues a esa hora normalmente tenía reuniones en su club o cosas así.

Sin embargo, todavía era un poco riesgoso acercarse a él. Todavía tenía que seguir indagando en el origen de los rumores de Spreen y como había adquirido su estatus actual.

Por esto, su segundo entrevistado sería Quackity. Ese chico conocía todos los rumores que se escuchaban los pasillos de la escuela y había sido compañero de Spreen desde principios de año pasado, así que había mucha posibilidad de supiese como habían empezado los rumores.

– Entonces cuéntame. – Dijo Roier cruzándose de piernas mientras miraba al bilingüe.– ¿Qué sabes sobre Spreen? ¿Cómo es que se volvió temido por toda la escuela?

– Pues eso es muy obvio, no mames. – Quackity bufó echando su asiento hacia atrás.– Pero igual te diré, mi querido tripón. Tiene la apariencia de un criminal, nunca habla y cuando lo hace infunde tanto miedo, su voz es apática y sin vida... La semana pasada me "pidió" mis apuntes y te lo juro por la virgencita, que nunca había sentido tanto miedo en mi vida como en ese momento. – Ante el recuerdo, Quackity se estremeció.– Yo en chinguiza se los di y desde entonces no lo he visto, creo que se los robó como el ratero que es.

<< Cuando empezamos la secundaria muchas personas del salón comenzaron a decir que Spreen los había chantajeado o manipulado de la misma forma, con su gélida voz y mirada rara. Además de que se decía que se había peleado a golpes con su mejor amigo por una chica y que un profesor los descubrió en medio de la pelea, esto se confirmó porque a los días el mejor amigo no volvió más y todos asumimos que lo expulsaron.

– Bien, gracias por haberme compartido tu información, Quaks.

Roier le dedicó una pequeña sonrisa antes de que el bilingüe se fuera. Si lo pensaba bien, Quackity tenía razón en que la apariencia de Spreen no le ayudaba a tener una buena imagen.

¿Será que las personas se habían dejado llevar por eso y la mayoría de rumores eran falsos?

Nah, eso no podía ser posible, los adolescentes no podían ser tan estúpidos como para hacer eso. Seguro varias cosas de las que le contó Quackity eran verdad.

Se sintió emocionado, por fin su investigación estaba avanzando.

Bad Reputation | SproierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora