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Bien, seguir a Spreen había sido más complicado de lo que había pensado en un principio. Y es que el tipo parecía tener problemas de hiperactividad, pues no podía quedarse quieto más de dos minutos en un mismo lugar.

De momentos se desaparecía de su vista y no podía volver a encontrarlo hasta horas después, haciendo su tarea de investigarlo más difícil de lo que debería ser. Eso sí, gracias a sus increíbles capacidades de observación pudo darse cuenta de que Spreen solía desaparecer en los almuerzos y reaparecer una vez tenían que volver a sus salones. Algo muy raro a su parecer, pero dedujo que esto era porque iba a drogarse o algo así porque si bien no podía ver sus ojos detrás de esos lentes oscuros, su nariz estaba roja delatando que algo había pasado.

Era un dato que tenía, no uno muy confiable, pero algo era algo.

También noto que el chico parecía estar solo la gran mayoría del tiempo, no tenía amigos, ni se juntaba con nadie y no era raro considerando todo lo que se decía de él. Aunque en clase de química se sentaba junto a un francés que de vez en cuando intentaba sacarle un poco de conversación, siendo casi inútil pues Spreen solía responderle siempre con monosílabas y algún que otro insulto.

Se preguntaba el porque la actitud del pelinegro era así, pero si su investigación seguía así, nunca lograría responderla.

Debía hacer algo, así que decidió comenzar con las entrevistas. Era consiente de que la gran mayoría de personas en aquella escuela le temían a Spreen, pero aún así quería hablar con ellos e indagar en el como habían empezado los rumores que terminaron por regarse por todo el instituto.

El primer entrevistado sería Aldo, uno de sus mejores amigos que aseguraba tener una experiencia muy traumática con Spreen.

- Y dime, Aldo - Dijo bebiendo un poco de su "café" que en realidad era chocolate caliente, pero como quería verse como un entrevistador serio, simulaba que era café.- ¿Me podrías contar que fue lo que sucedió cuando Spreen te pidió que fueras a detrás de la escuela hace un tiempo?

Aldo tembló ligeramente antes de responder.- Pues me presenté y ahí estaba él, wey. Cuando me miró sentí que penetraba en mi alma, sus ojos son como dagas ¿Sabes que es tener esa mirada asesina a dos centímetros de ti? - Ante el recuerdo, su amigo frotó sus brazos como en búsqueda de calor.- De todos modos, él me entrego un sobre con fotos junto a unos papeles y me dijo que los firmara, pensé que me estaba chantajeando con eso, así que le pregunté que quería y él solo me respondió: "renuncia a tus derechos"

Roier paro de escribir y lo miro confundido, sin entender muy bien la situación.- ¿Qué quería decir con eso?

- Sabrá Dios que quiso decir ese pendejo. Yo no le iba a pedir más explicaciones, así que solo firme y ya. - El de lentes solo suspiro y se quedó viendo un punto fijo de la habitación hasta que luego de unos minutos dijo:- Hasta el sol de hoy sigo pensando que me hizo venderle mi alma al diablo.

Aquello le sacó una carcajada a Roier, aliviando el ambiente tenso que se había creado. Sí, había sido una conversación rara, él tampoco había entendido para que Spreen quería que Aldo firmara esos papeles, ni mucho menos para que lo había chantajeado ¿Y a qué se refería con que renunciase a sus derechos?

Tenía muchas dudas y pocas respuestas. Spreen era un completo misterio y entre más investigaba sobre él, más quería saber.

Solo esperaba que la próxima vez tuviese más suerte con sus entrevistas y observaciones.

Bad Reputation | SproierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora