Los amigos de Roier estaban un poco preocupados por él, últimamente desaparecía en los recesos y temían que algo malo estuviese pasando con su investigación sobre el delincuente del salón, sobretodo Aldo que ya estaba al tanto de que Spreen se le había acercado a su amigo y le había entregado un sobre muy sospechoso, tal y como había hecho con él.
Ellos no querían creer todo lo que decían del pelinegro (a excepción de Aldo que estaba muy seguro de que todo era real), pero no les quedaba de otra que hacerlo pues el comportamiento de Roier había cambiado desde que empezo con esa tonta idea de escribir sobre el maleante para el periódico.
Muchas preguntas los invadieron, ¿Y si Spreen lo estaba extorsionando para que no publicase su artículo? ¿O si lo forzaba a drogarse con él detrás de la escuela?
Pero todo aquello quedó descartado cuando en una tarde que decidieron recorrer los pasillos en búsqueda de su amigo, los vieron salir del patio trasero juntos, caminaban uno al lado del otro mientras charlaban animadamente, pensando que no había nadie que los observará. Aquella escena hubiera sido "normal" (porque en definitiva no lo era, era jodidamente raro ver a su querido amigo, el ser más miedoso de la escuela conversar tan tranquilo con el más temido) de no ser porque si los adolescentes tenían sus manos juntas, dedicándose miradas cómplices a la par que sonreían como dos bobos.
Aquello les dejo en shock, muchas veces habían bromeado con que la reciente obsesión con Spreen era debido a que el castaño estaba enamorado de él, pero ya la situación les estaba empezando a preocupar más de lo que debería.
¿Será que a Roier de verdad le gustaba ese matón y estaba desarrollando un tipo de síndrome de Estocolmo o algo así?
No tenían ni idea, eran muchas preguntas y pocas respuestas. Por ello estaban decididos a confrontar a su amigo de una vez por todas para saber que era lo que estaba pasando, si no les contaba por las buenas, entonces sería por las malas.
– Chicos pero si aquí no hay nadie. – Dijo Roier confundido, su grupo de amigos le había dicho que el presidente del club de fotografía lo estaba buscando para hablar sobre los derechos de las fotos que se publicarían en la próxima edición del periódico, pero al llegar al salón donde se revelaban las fotos, no había ni un alma en aquel lugar.
Pero empezó a sospechar que estaba pasando en realidad cuando vio que Rivers cerraba la puerta con seguro y todos lo empezaron a rodear con unas miradas claramente acusadoras hasta que no le quedó de otra que sentarse en uno de los asientos.
– ¡Confiesa, puerco! – Exclamó Mariana dándole un golpe al banco en donde habían obligado a Roier a sentarse.
– ¿Qué? ¿Confesar qué?
– Cálmate, pendejo. – Dijo Aldo dándole un pequeño golpe en el hombro al más alto, habían acordado en que él sería el policía bueno y Mariana el malo, pero al parecer este se había emocionado de más.– Lo que mi compañero quería en realidad quería preguntar era; ¿Qué haz estado haciendo en la hora del almuerzo?
– Pues comer, obvio. – Mordió su labio, ya sabía por donde iría la conversación y no le gustaba para nada.
– Piis cimir, ibio. – El de gorra rodó los ojos, burlándose de lo dicho por el castaño.– Ajá, ¿Y con quién?
Roier tragó en seco, no le costaba mucho mentir, pero sus amigos lo conocían tan bien que él era un libro abierto para ellos y se darían cuenta rápidamente si no les estaba siendo sincero, así que tendría que recurrir a esquivar de la mejor manera posible sus preguntas.
– Con un amigo.
– No nos mientas, wey, te vimos. –Rivers se metió en la conversación y lo miro de brazos cruzados.– Pasas todos los recesos con Spreen.
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Bad Reputation | Sproier
Fanfiction─┈ 𑁍 Spreen es el chico más temido de su clase, todos piensan que es un delincuente y un busca problemas. Roier es el nuevo presidente del club de periodismo al que le toca descubrir si los rumores sobre Spreen son reales o no. ‹ ship de cubito...