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El día había llegado. 16 de enero de 1928, y la luz de la mañana apenas tocaba el horizonte cuando Alastor supo que el momento de partir era inminente. La noche anterior había sido una de conexión profunda y promesas susurradas, y ahora, mientras terminaba de alistarse, sus pensamientos volvían a Charlie. Ella estaba en la cocina, intentando mantener una expresión serena, pero el dolor de la despedida era evidente.

9:21 am

—¡Al, ya vas tarde, cariño! —dijo Charlie en voz alta desde la cocina, tratando de mantener un tono alegre.

Alastor bajó las escaleras, llevando consigo su bolso de viaje. Se sentó frente a Charlie, observándola con ternura.

—¿Por qué esa cara, darling? —preguntó, tratando de aliviar su tristeza con una sonrisa.

Charlie bajó la mirada, inquieta.

—Estoy triste, Al... —murmuró, su voz temblando—. Te voy a extrañar. Y... ¿qué pasa si algo te ocurre? ¿Y si...?

Alastor tomó sus manos, interrumpiéndola suavemente.

—Cariño, estaré bien. Prometo que estaré bien —dijo con su característico optimismo—. Además, no eres tú si no llevas una sonrisa. —Le guiñó un ojo, aunque él mismo sentía el peso de la despedida.

Charlie respiró profundamente, pero el nudo en su garganta no desaparecía.

—Esta guerra podría durar años, Al... no nos veríamos por tanto tiempo. —Sus ojos se llenaron de lágrimas, y su voz se rompió—. Acabamos de iniciar una relación hermosa, y no quiero perderte. Me aterra... —se arrojó a sus brazos, rompiendo en llanto.

Alastor la estrechó contra él, dejando que su propia vulnerabilidad saliera a la superficie.

—Yo también tengo miedo, Charlie... —susurró—. Pero esto lo hago por ti y por nuestro futuro. Te enviaré cartas, te lo prometo, una cada semana. —Le sonrió suavemente, acariciándole el rostro—. No quiero que te preocupes por mí.

Charlie asintió, pero la angustia seguía presente en su mirada.

—Tú eres mi todo, Alastor. Tengo tanto miedo de perderte...

De repente, el sonido del reloj les recordó la prisa de la partida.

—¡Ay, vamos tarde a la estación! —exclamó Alastor, y, antes de que Charlie pudiera reaccionar, la cargó en brazos, estilo princesa.

—¡Alastor! —rió ella—. ¡Bájame! Me haces cosquillas, ¡jajaja!

Él rió con ella mientras la llevaba, ambos tratando de hacer el momento lo más llevadero posible.

Al llegar a la ciudad, Charlie decidió caminar junto a él hasta la estación. El aire era frío y gris, como si el día mismo compartiera su tristeza. Alastor sintió un peso en los hombros, una carga inexplicable, casi como un presentimiento. Se detuvo unos segundos, pálido.

—Cariño... —preguntó Charlie, preocupada—. ¿Te sientes bien?

Él se obligó a sonreír.

—Sí, sí, solo... solo sentí un extraño presentimiento. Pero estoy bien —dijo, levantando su equipaje y sacudiendo el malestar de su mente.

El maquinista llamó a todos los soldados para abordar el tren, y Alastor miró a Charlie, sintiendo que el tiempo se les agotaba.

—Supongo que... esta es tu parada —murmuró, cabizbaja—. ¿Es un adiós...?

Alastor le levantó la barbilla, obligándola a mirarle.

—No, Charlie... esto es solo un hasta pronto. —Se inclinó hacia ella y la besó con ternura.

Charlie le correspondió el beso, aferrándose a cada segundo.

—¡Todos a bordo!, ¡última llamada para los soldados, grupo #21! —anunció el maquinista desde el tren.

—¡Voy! —rió Alastor, corriendo hacia el vagón con una sonrisa.

Charlie dio unos pasos para despedirse de él.

—¡Te amo, Alastor! —gritó, su voz llena de amor y esperanza.

Él ya estaba en el tren cuando le devolvió el grito.

—¡Te amo, Charlie! —dijo, antes de desaparecer en el interior del vagón.

Mientras el tren se alejaba, Charlie permaneció en la estación, rodeada de otras mujeres que lloraban la partida de sus esposos, hijos y hermanos. Pero ella, aunque sentía el mismo dolor, no derramó lágrimas. 

Alastor le había prometido volver, y Charlie decidió aferrarse a esa promesa. Con una última sonrisa, regresó a casa, evocando en su memoria cada momento junto a él, decidida a esperar su regreso y creyendo en el amor que los uniría a pesar de la distancia.


***


Amor en tiempo de guerra -CHARLASTOR- TEMPORADA 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora