3

240 45 3
                                    

Al día siguiente ninguna alarma fue capaz de despertarla. Solo cuando el tono de llamada de su teléfono sonó, fue que se levantó de un salto.

—¿Hola? —contestó, agitada por el susto.

—¿Dónde estás? —era Dahyun.

—¿Eh?

—¿Sabes qué hora es?

Chae alejó el teléfono de su oreja para poder mirar la hora. 8:15 am, más de una hora tarde.

—¡Dile a Jihyo que llego en veinte minutos! —saltó de la cama.

—Que sean quince —se escuchó decir a Jihyo, Dahyun la tenía en altavoz.

En cinco minutos la chica se vistió, cepilló rápidamente su cabello y sus dientes, tomó sus pertenencias y salió corriendo por la puerta principal, apenas recordando cerrarla. El camino que solía recorrer en veinte minutos caminando, consiguió hacerlo en diez minutos sin dejar de correr. Llegó hasta la sala de empaque jadeando, todos se voltearon a mirarla, pero no le importó.

—Podías llegar en veinte, Chae, cinco minutos más, cinco menos, no hacen la gran diferencia —Jihyo le ofreció una botella con agua.

—Perdón —dijo entre jadeos, sin poder recuperarse.

—Te perdono sólo porque ayer fue un largo día para ti —Jihyo le dio una palmadita en la espalda.

Cuando logró recuperar el aliento, la chica se acercó al mesón principal, el reto de Mina era inminente.

—Hola —saludó a Mina, que miraba su teléfono—. Lamento llegar tan tarde —hizo una pequeña reverencia.

—No me importa —se encogió de hombros.

—¿Cómo dices? —Chae la miró confundida.

—No me importa que llegues tarde o que no llegues, solo ponte a trabajar de una vez ahora que llegaste —dijo con indiferencia.

—Bien...

Para la sorpresa de Chaeyoung, todo el día pasó sin ningún inconveniente. Mina no la regañó por nada, como no había pasado hace mucho tiempo. Estaba acostumbrada a al menos recibir un regaño diario, y ayer parecía que Mina se había empecinado en hacerle la vida imposible, creyó que sería peor hoy debido a la imprudencia de la noche anterior, pero hasta ese momento nada de nada había sucedido y su turno estaba a punto de terminar.

—Son —Chaeyoung casi se infarta al escuchar la voz de Mina detrás suyo.

Había cantado victoria antes de tiempo.

—¿Qué sucede? —preguntó preocupada.

—El helado que te falta si tiene stock, pero tienes que ir a buscarlo a la bodega de congelados.

—¿Dónde queda la bodega de congelados? —preguntó con una sonrisa que mostraba los dientes.

Mina rodó los ojos.

—Vamos, te mostraré donde queda —comenzó a caminar.

—Gracias, Mina.

—Es mi trabajo, tengo que hacerlo, no es porque quiera hacerte un favor.

—Está bien.

Caminaron en silencio por el supermercado hasta que llegaron a una entrada que daba hacia las bodegas. Pasaron unas cuantas puertas, hasta que finalmente llegaron a una de acero, frente a la que Mina se detuvo.

—Aquí es —la mayor entró—. No vayas a cerrar la puerta porque no se abre por dentro —advirtió.

—Entendido —la chica se aseguró de dejar la puerta entreabierta.

Shopper (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora