Rafe Cameron

3.7K 97 0
                                    

•••••

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•••••

Pocas cosas han asustado a Rafe Cameron. Ha tenido armas apuntando a su cabeza, peleó a puñetazos con su propio padre y ha estado en negocios con personas que tienen el poder de hacerlo desaparecer. Ni siquiera se estremeció.

Las pocas cosas que lo han asustado no tenían nada que ver con él y todo que ver contigo y su vida juntos.

Fue golpeado por un profundo miedo visceral cuando se enteró de su hijo, James, y se quedó petrificado cuando se enteró de su hija, Eleanor.

Estaba ahogado por el miedo que lo llevó al hospital mientras las contracciones te desgarraban, y casi vomitó la primera vez que su hijo se lastimó.

Sin embargo, nada provoca tanto terror en sus huesos como esa mirada en tus ojos o el fuego en tu voz cuando estás enojada con él.

Por lo general, sabe que hizo algo y se adelanta a la tormenta. Te compra algo lindo, planea una cita y prepara una disculpa elaborada.

Lo ves desde una milla de distancia, pero generalmente funciona. Esta noche, sin embargo, está sorprendido y no tiene idea de qué te tiene tan nerviosa. Siempre es peor cuando no tiene ni idea de su cagada.

No tiene dudas de que hizo algo; la caga todo el tiempo sin darse cuenta. Pero saber le permite tener un plan de juego y un enfoque personalizado.

Ahora mismo está tambaleándose.

—Niños, vayan a su habitación. Necesito hablar con su padre—.

Hay una ira apenas velada en su voz mientras hace todo lo posible por no mostrarla frente a sus hijos. Se ponen de pie para irse y suena la voz frenética de Rafe.

—No, niños quédense. Por favor—.

Tus ojos se entrecierran cuando tus hijos de siete y nueve años vacilan y miran entre ustedes dos.

—Vayan—.

Empiezan a caminar de nuevo y Rafe los detiene.

—No, quédense. Les pagaré $50 a cada uno si vuelven a sentarse—.

Tu hijo mira a su hermana y parecen tener una conversación silenciosa cuando hablas con los dientes apretados.

—Habitación, ahora—.

Tu hija comienza a irse mientras tu hijo permanece en su lugar y Rafe intenta agarrarla del brazo cuando pasa.

—¡Eleanor, quédate!—.

Su súplica cae en oídos sordos cuando ella se dirige directamente a las escaleras y él se vuelve hacia su hijo que ahora se mueve en la misma dirección.

—¡James, no te vayas!—.

Él observa cómo ambos desaparecen y los llama.

—¡Niños, no me dejen!—.

Se vuelve hacia ti con una sonrisa tímida y se encoge cuando ve la tormenta que se avecina en tus ojos generalmente brillantes.

—Cariño...—él comienza pero lo interrumpes.

—No, Rafe—.

Su boca se cierra de golpe y espera a que continúes. La pelota está en tu cancha, siempre lo está. Eres la única mujer que ha sido capaz de ponerlo en su lugar, y aunque esa es la razón por la que se enamoró de ti, también es la razón por la que a veces teme por su vida. Este es uno de esos momentos.

Tus ojos lo taladraron por unos momentos y te diste cuenta de la mirada genuinamente despistada en sus hermosos rasgos.

—No tienes idea de por qué estoy enojada, ¿verdad?—.

Su silencio es toda la respuesta que necesitas, y resoplas.

—¿Cuando ibas a decirme que sacaste a los niños de la escuela para dar un paseo en Charleston?—.

Las palabras caen sobre él como un martillo y cierra sus ojos y súplica por dentro. Mierda.

—No te enojes—.

Te burlas y te cruzas de brazos.

—Creo que ambos sabemos que ya hemos superado eso—.

Él lo sabe, pero cree que no estaría de más intentarlo.

Te pones un poco en su lugar y en realidad no estás tan enojada, pero eso no quiere decir que lo que hizo esté bien.

—Lo entiendo, Rafe. Pero su educación es importante. Cuando haces cosas así, especialmente a mis espaldas, me hace parecer la madre mala y aburrida. Y sabes cómo es James, luego de estas cosas, casi no me habla. Acordamos que no haríamos esto—. 

Él asiente con la cabeza y sientes que la ira se disipa ante el dolor genuino en sus ojos.

—Lo sé, cariño. Lo siento. No lo volveré a hacer—.

Te quedas quieta con los labios fruncidos por un momento antes de asentir. Hay silencio durante unos segundos cuando una sonrisa se dibuja en el rostro de tu esposo.

—Espera, ¿estás realmente enojada por eso? Porque hemos hecho cosas así antes. ¿O estás enojada porque te lo perdiste y no obtuviste un pastel de chocolate?—.

La forma en que este hombre ve a través de ti a veces te pone de los nervios, y te esfuerzas por ocultar el hecho de que te han atrapado.

—¿Qué? No, por supuesto que no. Eso es ridículo—.

Su sonrisa solo crece cuando se pone de pie y envuelve sus brazos alrededor de ti. Lo miras con desafío y él inclina la cabeza hacia un lado como un cachorro.

—¿Lo es?—.

Pones los ojos en blanco y te obligas a no ceder.

—Sí.—.

Asiente con una sonrisa de comemierda y baja la cara para pellizcar tu oreja.

—¿Todavía estarías enojada si te dijera que podemos volver este fin de semana y puedes conseguir todos los bocadillos que quieras?—. Él acaricia tu cuello cuando siente tu sonrisa en un lado de su rostro antes de retirarse.

—¿En serio?—.

Su corazón se calienta por la forma en que te iluminas como una niña pequeño ante la idea y asiente.

—En serio—.

Él ve el momento en que tus muros se derrumban y le devuelves el abrazo.

—¿Podemos jugar en los juegos también?—.

Él se ríe y besa tu sien suavemente.

—Todo lo que quieras.—.

Dejaste la discusión atrás y te entregas a él por completo.

—Está bien, está bien. Estás perdonado—.

Chillas cuando él te da vueltas y una fuerte risa brota de tu pecho.

—Esa es mi chica. Te amo—.

Sonríes cuando él te vuelve a bajar y le das un pequeño puñetazo en el hombro.

—Yo también te amo. Incluso si me haces enojar—.

•••••

Autor/a: fandomxpreferences

Muchas gracias por leer y si gustan pueden dejar su voto. 💗💗💗

One-shots Drew Starkey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora