Uno

242 16 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Nunca has sentido que eres algo diferente? ¿Qué algo dentro de ti se remueve poco a poco intentando salir a la luz para mostrar su verdadero ser?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Nunca has sentido que eres algo diferente? ¿Qué algo dentro de ti se remueve poco a poco intentando salir a la luz para mostrar su verdadero ser?

Ese sentimiento, esa revelación, la tuve por primera vez cuando tenía tan solo cinco años, cuando por accidente hice que la hija de vecino, que por cierto me caía mal, comiera tierra hasta que se hartara o su estómago no diera más. Aquel día mi vecina, madre de la pequeña niña, había hablado con mi madre, delatando el hecho que no tenía explicación. También ese día fue el primero en el que supe lo que era un castigo de dios a manos de mi querida madre.

Desde ese día traté de ser la hija perfecta, la que nunca dice nada malo y la cual siempre piensa en lo bueno y bondadoso que pude ser el ser superior al que tanto le rezaba mi madre.
Pero no podía, por muy pequeño que fuera mi pecado o falla siempre estaba la mano dura de mi progenitora para castigarme.

Mi nombre es Kristen Bradbury, tengo diecisiete años y vivo en un pequeño pueblo llamado Bentonville. Vivo solamente con mi madre. Una mujer sumamente religiosa que no tolera nada que no venga escrito en la biblia al igual que los creyentes que iban a su iglesia.

Se preguntarán que paso con mi papá, pues el murió cuando yo solo tenía un año de edad, de un ataque anafiláctico por comer maní. Mi madre lo encontró en la sala de la casa hinchado y sin poder respirar. No pudo hacer nada por él.

CovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora