Después de un día de viaje en autobús al fin llegamos a florida.
No sabíamos por dónde empezar, así que como nos dio hambre decidimos comprar algo de comer e ir un rato al parque para hablar sobre nuestras opciones. Nos sentamos en la base de un árbol para cubrirnos del sol con sus ramas y nos relajamos un poco.
—Te manchaste. —dije limpiando la comisura de su labio. —Listo. —
—¿Adónde vamos primero? —me pregunto.
—No, se. Tal vez deberíamos alquilar un cuarto de algún motel, conseguir empleo y luego veremos qué más podemos hacer. —
—¡Oigan están mi lugar! —grito un indigente que se acercó algo hostil a nosotros. —¡Largo de aquí. Quiero dormir! —
—Relájese, ya nos vamos. —dije poniéndome de pie.
—¡Tu no me hables! —
Rodé los ojos y tomé mi maleta.
Escuche como el señor grito y cuando voltee Kyle estaba encima de él.
—¡Kyle, no! —grite pero ya era demasiado tarde porque le había roto el cuello al indigente.
Rápidamente quite a Kyle de encima del cadáver.
—¿Qué hiciste? —lo mire angustiada.
—Lo siento, lo siento mucho. —dijo rápidamente con expresión compungida.