Capítulo Nueve

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Cuando llegué a través de la puerta al final del día pude oír la televisión prendida.

-¿Jimin? -llamé.

-¡En la sala de estar! -dijo. Hice mi camino y me senté en el sofá. Sentí el sofá contraerse mientras él sentaba en mi regazo. Puse mi mano en su rodilla y la froté a lo largo de su muslo.

-¿Qué necesitamos hablar? -pregunté.

-Bueno, yo quiero venir a vivir contigo. Prácticamente ya vivimos juntos de todos modos-sentí una sonrisa extenderse por mi rostro-.¿Eso es una bella sonrisa de sí? -asentí.

-Deberías mudarte ahora mismo. -Me tiró hacia atrás mientras se arrastraba sobre mí. Mis manos recorrían su trasero.

-¿Por qué de repente tan obsesionado con mi culo?

-Creo que es fantástico -respondí dándole un ligero apretón. Se rió dejándose caer sobre mi pecho. Podía sentirlo jugar con la cadena alrededor de mi cuello.

-Sabes Jungkook, supe cuando me tropecé contigo que me gustabas.

-¿Ciego y todo?

-Por supuesto, ciego y todo.

-

-Jimin tienes demasiadas cosas -Taehyung se quejó y reí desde el sofá.

-Me gustaría poder ayudar, muchachos -dije. Yoongi se burló y sus pesados pasos se oyeron hasta la puerta.

-¡Puedes ayudar, estás eligiendo no hacerlo que es diferente!- gritó. Escuché a Jimin reír y me encogí de hombros.

-¿Qué vas a hacer? ¿Arrastrar por ahí a los pobres ciegos y hacerlo mal? -Sally ladró hacia ellos y agaché para acariciarla. Se fue por el pasillo. Sentí el sofá moverse y la mano de Jimin deslizarse en mi cabello.

-Jiminie, ¿Qué estás haciendo? -pregunté y él suspiró.

-Estoy tocándote. Tus ojos son tan hermosos Jungkook. Son del tono más brillante del verde -sonreí y le oí soltar una pequeña risita-. Espero que nuestros hijos tengan tus ojos.

-No creo que quieras que nuestros hijos no puedan ver -sentí sus dedos en mi cara.

-No importa si nuestros hijos nacen ciegos, Jungkook. Eso apena los hace un poco diferentes -dijo y eso lo confirmó para mí. Él era él. Él era el que había estado buscando por tanto tiempo. No estaba de acuerdo con él, pero lo que teníamos ahora mismo estaba bien. Estaba feliz con lo que teníamos.

-

No había calculado en realidad todo lo que conlleva el vivir con un omega. El olor de él era casi abrumador a veces, sobre todo en mi nariz sensible. Sin embargo, me encantaba abrazarlo en mi cocina mientras que él intentaba mejorar sus habilidades domésticas. Me gustaba poner mi barbilla en su hombro y dejar besos en su mandíbula. En el tiempo que habíamos estado juntos, llegué a conocer su cuerpo bastante bien. Ya sabía que botones apretar y aunque no podía verlos, todavía podía encontrarlos. Su cuello, especialmente en la base, y donde se encontraba con su mandíbula, era sensible al tacto y le encantaba cuando lo besaba. Mis manos en sus caderas, o incluso sus muslos, mientras lo abrazaba, él era tan feliz.

Entendí su amor en el contacto, cualquier toque significaba mucho para mí. Si estábamos sentados o acostados juntos, él siempre se aseguraba de que nos estuviéramos tocando. Él entendió que necesitaba ese contacto y que lo amaba por ello.

Otra cosa que no había calculado sobre vivir con él era su celo. Me dijo durante el desayuno un día lo que estaba a punto de ocurrir.

-Me voy a poner caliente, Jungkook. Mi celo viene pronto -dijo en voz baja y sentí mi boca seca.

-¿Cuándo?

-Dos semanas.

-Oh, uhm -tartamudeé y suspiró.

-Lo que sea que vayas a decir, dilo ya -dijo. Podía escuchar su tenedor raspando contra el plato, y casi podía sentir su tristeza desde aquí al yo decirle que no podía.

-No quiero que la primera vez que te anude sea durante el celo. Quiero que lo recuerdes, y sé que los celos pueden ser un poco confusos para los omegas.

-Odio los celos, Kookie. Me gustaría no tener que tenerlos -Jimin susurró-. Quiero que me anudes, Jungkook. He oído que es mejor con un alfa.

-Debemos hacerlo antes de tu celo. Me ayudará a ayudarte mejor, ¿entiendes? -dije y le oí suspirar con tristeza.

-Me gustaría que no tengas que verte obligado a hacer esto.

-De hecho, he estado pensando en hacerlo desde hace mucho -dije, pero sabía que probablemente no me creería.

-Claro, Jungkook -dijo con sarcasmo. Eso lo confirmó.

-Jimin, ven aquí -le oí levantarse y la almohada caer en el suelo. Cogí sus manos entre las mías-. Realmente he estado pensando en el anudarte desde hace mucho tiempo. Quiero esto. No me estás obligando a nada, lo prometo -besé sus manos y que él suspiró.

-Cuando llegue mi celo, ¿vas a estar cómodo conmigo tomando el control? -incliné mi cabeza hacia un lado.

-¿Qué quieres decir?

-No sé lo que haré, pero soy bastante mandón.

-Oh, Jimin, claro que no me importaría. No puedo ver, probablemente ayudará a que me digas qué hacer -rió y acaricié mi cara en el hueso de su cadera.

-Esta bien, vamos a tener que hacerlo esta semana entonces.

Te sientes como en casa ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora