004

200 24 13
                                    

—prométeme que no te vas a alejar mucho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—prométeme que no te vas a alejar mucho.

—prometo.

—por la garrita, Tubo.

Mi bebé estiró su manito y me mostró su pequeño meñique, yo estiré el mío y entrelacé ambos antes de asentir con la cabeza, dándole el permiso para que salga corriendo hacia los juegos para niños pequeños. Viernes por la tarde, tenía un tiempo para salir a pasear con mi pequeño antes de volver a casa y enviarle las fotos relacionadas al editor, ya él se encargará de elegir cuales irían para la revista, y si necesitan algo más, me lo diría.

Hasta el momento todo marchaba bien, aunque sabía que ese día había tomado el último supresor de los que me regaló Puffy y no contaba con el dinero para comprar más, estaba bien, fue una buena semana, quitando el hecho de los primeros días con un celo altamente insoportable, me consideraba lo suficientemente estable en ese momento como para sobrevivir a los idiotas que seguro empezarían a molestarme el lunes por la salida, en la universidad.

Admiré a mi pequeño caminando hacia la cantidad de niños, Tubbo era un niño tan sociable, incluso en eso mi hijo parecía superarme, aparte del hecho que ya conocía y que Puffy había mencionado hace poco, Tubbo tenía más madera de alfa que Nadie, y no podía estar más orgulloso. Mi bebé sería alguien grande.

Sentí que alguien se sentó a mi lado y suspiré, odiaba el contactó innecesario, habiendo tantas bancas en el parque ¿Qué necesidad? Ya había tomado ese día mi último supresor, así que no fue exactamente mi olor, o eso esperaba. Sin embargó, había algo diferente, por el hecho de que estábamos en un espacio abierto, me fue un poco más difícil definirlo, pero eso no evitó que su delicioso aroma entrará a mis fosas nasales y en menos de dos segundos todo mi ser gimiera de puro gustó. Mierda.

—¿Qué haces aquí?— Logré decir, queriendo sonar amenazante como un león, aunque un gatito llorando sonaba más peligroso que yo. Lo observé sonreír y aparté la mirada, no Hiba enamorarme de esa preciosa sonrisa, o del modo como sus ojos se achinaban un poco y las arruguitas en sus ojos. Dios, jschaltt, contrólate.

—Oh ¿Ya no me tratas de usted? ¿Debo sentirme mejor porque tomas confianza?

—No, yo...— su tono irónico no me gustaba, pero tampoco puedo decir que me disgustaba, simplemente me dejaba sin habla, y mi Omega, bueno, él ya se habría colocado en cuatro a este punto. —¿Me estás acosando? ¿Te debo algo por salvarme ese día?

—No, al contrario.

No comprendí a que se refería, sin embargo no me llamaba la atención hablar, menos cuando cuidadosamente su rodilla tuvo contacto con la mía, enviándome a una corriente de placer que paso tal cual una descarga por todo mi cuerpo. Quise encogerme, desee alejarme de ese contacto pero por lo contrario ronronee a gusto, divisando aun a mi pequeño Tubbo a una distancia prudente, hablando de que sabrá Dios que con los pequeños niños que lo rodeaban. 

The perfect omega | ShlattburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora