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Después de unos segundos Wilbur aparcó su carro a un lado, fuera de una tienda, no pude ver cual, porque él ya se había movido de su asiento para hacerse más espacio y me subió a regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo, rodean...

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Después de unos segundos Wilbur aparcó su carro a un lado, fuera de una tienda, no pude ver cual, porque él ya se había movido de su asiento para hacerse más espacio y me subió a regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo, rodeando mi cintura, atrayéndome hacia él, eso sin contar la forma en la que mi corazón latió con tal fuerza que consideré que se saldría de mi pecho, o como su acto solo ayudó a aumentar las lágrimas que no dejaban de escapar de mis ojos. 

—Schlatt, schlatt, cariño, escúchame. 

Su voz sonaba tan bien, era música para mis oídos a pesar de aquel tono de tristeza, mis manos apoyadas en su firme pecho y mi cabeza escondida entre mi cuello, de lado contrario de donde se encontraba la mancha de lápiz labial, él olía bien de ese lado, no quería ni tocar el otro, sentía que me quemaría encontrarme con el aroma de Wilbur combinado con el otro de alguna omega bonita, destrozándome el corazón. 

—schlatt, ya, deja de llorar. 

Pero no me detuve, no paré incluso aunque mi omega deseaba callarse para obedecer a Wilbur y hacerlo feliz, yo solo me quedé llorando sobre sus piernas, escondiendo cada vez más mi rostro en su cuello, llenándome de él, deseando que el dueño de aquel delicioso aroma sea mío para siempre

(...)

Cuando abrí mis ojos, lo primero que observé fue el cristal que me permitía admirar las calles oscuras tan conocidas para mí, estábamos en mí vecindario. Quise apartarme para observarse mejor todo, pero unos fuertes brazos me continuaron manteniendo cerca, sin permitirme moverme de donde sea que esté. Mi cabeza giró lo suficiente para observar a quien le pertenecían aquellos fuertes brazos y entonces me sentí morir cuando me encontré con la mirada marrón de Wilbur, observándome atentamente con una pequeña sonrisa. Mi rostro se encendió seguramente por el calor que sentí sobre mis mejillas y el leve mareo también, cuando mi olfato despertó lo suficiente para sentirme aun mas mareado, las feromonas de Wilbur llenaban todo el auto, y no era que me molestara, de hecho sentí mi cuerpo excitarse solo de saber lo mucho que debía de estar oliendo a él para este segundo.    

—¿Wilbur, qué...?

—¿Estás bien?

Al fin sus brazos me liberaron lo suficiente para apoyar con firmeza mis manos en su pecho y alejarme un poco, admiré todo el panorama, se había echo de noche y nosotros continuábamos en su auto, él me observaba tan atentamente e incluso pensé que quizás no me había bajado de su regazo en todo el camino hacía mi casa, Aunque eso era imposible ¿cómo manejo conmigo inconsciente sobre sus piernas?

Una de sus manos pasó a acariciar mi mejilla y me encogí ante su dulce caricia, mi omega ronroneó e instintivamente luego mi rostro se acercó más a su mano, permitiendo que continuara acariciándome, moviendo su pulgar sobre mi piel, mientras yo cerraba lentamente los ojos. 

cuando mi mente hizo clic, me aparté tan rápido que de nuevo sentí aquel ligero mareo, y Wilbur tuvo que sostenerme para que no girara la manija del auto y me lanzara contra el suelo. 

The perfect omega | ShlattburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora