En toda decisión, hay matices que superan el blanco y negro.
—————————Aunque mi ignorancia consideraba un inconveniente verme obligado a permanecer junto a los dos conocidos, esos serían mis últimos instantes seguros.
Nos encontrábamos situados en una esquina de la estancia sumida en un caos tumultuoso. Los estudiantes estaban dispersos por todas partes, como si una fuerza invisible hubiera irrumpido revolviendo cada rincón. Se movían de un lado a otro con prisa, tropezándose unos con otros en medio del desorden. Los brazos eran frenéticos, se encontraban agitándose en el aire mientras que sus expresiones faciales reflejaban. Una revuelta sería la palabra ideal que describe mi posición actual.
Me sentía incómodo por la zona del trasero gracias al llavero así que lo saqué situándolo en la palma. Era un poco pesada por su gran cantidad de llaves. Estimaba unas aproximadamente cinco de diferentes formas. Lo lance hacia mí mismo haciendo que la fuerza omnipresente de la gravedad aplicara su trabajo mientras que yo lo cogía al vuelo. Seguí haciéndolo varias veces de forma consecutiva hasta que un descuido de mis manos mantequillas hizo que cayendo al suelo. El sonido de la caída interrumpió la conversación amena que estaban teniendo los otros dos, me agaché para intentar cogerlas pero Clift se me adelantó provocándome un golpe en la frente.
- ¿Es tuyo?
- No te importa.
Le respondí sin esa intención apartándome de los escasos centímetros que nos separaban.Cuando estuve a punto de disculparme un sabor a ceniza se expandió por toda mi boca.
- ¿Te has hecho daño?
Continuó diciendo tocándose la parte lastimada observando en silencio el objeto.Negué con la cabeza, el que se había echo daño era él. Aparte la mirada para no sentirme culpable al verle directamente. El otro extrañado fijaba su atención a lo que supuestamente me pertenecía.
- Muy bonito. ¿Es tuyo?
Volvió a preguntarme, era muy insistente.- No, me lo he encontrado en el parque.
Comenté cansándome de sus preguntas.Clift tomó el llavero destacando una llave antigua. Era una pieza que llamaba la atención desde el primer vistazo por su diseño detallado.
El metal, un bronce envejecido, estaba desgastado en los bordes como si hubiera sido usado hace mucho tiempo conservando un brillo discreto que hablaba de su durabilidad. La parte superior de la llave, en lugar de ser simplemente un aro o un mango liso, estaba adornada con la figura de un alce negro en relieve. Estaba esculpido con una precisión impresionante con una mirada intensidad que resultaba casi inquietante.
Las muescas de la llave eran complejas con un patrón intrincado de dientes sugiriendo que estaba destinada a una cerradura igualmente complicada, tal vez única. A lo largo del eje de la llave pequeñas inscripciones en latín estaban grabadas, casi imperceptibles, pero si se miraba de cerca, se podían distinguir palabras como "custos" (guardián) y "veritas" (verdad).
Era evidente que esta llave no era un objeto ordinario.
- Esto es increíble Vicente. No puedo creer que hayas tenido algo tan impresionante todo este tiempo.
Le devolvió Clift el objeto admirándolo.- Lo encontré tirado antes en el parque. No pensé que fuera importante
Repetí- Mira los detalles, las inscripciones, el alce... Parece sacado de una película o algo así. ¿No te parece raro?
Tanya, que había estado observando en silencio, no pudo contener su entusiasmo. Se inclinó hacia la llave con los ojos brillando de curiosidad.
— Tenemos que averiguar a quién pertenece. Esta llave no puede ser de alguien común. Seguro que tiene una historia interesante detrás. Podría ser la clave de algo importante, un tesoro o un secreto familiar.
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THE BRAIN
RandomEn un instituto lleno de voces estridentes y grupos sociales dominantes, un joven tímido lucha por encontrar su lugar en un mundo donde las limitaciones parecen insuperables. Oculto detrás de sus libros se enfrenta a desafíos sociales peligrosos con...