Capítulo VI

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Las huellas se convierten en lecciones de fortaleza.
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El sol de la tarde se filtraba a través de los ventanales del coche señalando el crepúsculo. Estaba cargada de un silencio pesado roto solo por el murmullo ocasional de la conductora cansada de la jornada, de la rutina, mientras se dirigía hacia el estacionamiento.

A lo lejos entre la fila de coches estacionados reconocí el Audi azul metálico de mi madre. Me acerqué al vehículo aparcado en dirección que le ofrecía una vista directa a la entrada del edificio escolar. Abrí la puerta del copiloto con un leve chirrido acomodándome en el asiento. Ella no se molestaba en mirarme. La atmósfera dentro era pesada marcada por un silencio casi abrumador. Mantenía las manos firmemente en el volante con sus dedos tensos como si intentaran controlar no solo el coche sino también sus emociones. Notaba el esfuerzo visible que hacía mi madre por mantener la calma. Era evidente en cada gesto.

La amonestación que el director Lee le había entregado la estaba claramente afectando. El sobre color crema con esa palabra estampada en letras grandes reposaba sobre el asiento como una sombra constante. La conversación había sido escasa, por no decir nula. La había cagado pero bien.

Finalmente rompí con voz sabía que debía decir algo para intentar aliviar la tensión.

- Mamá, perdón. Me siento muy mal. De verdad.

Ammy mantenía la vista en la carretera sin respondió de inmediato. El silencio que siguió a las palabras parecía aún más profundo. Finalmente tomó una respiración profunda.

- Vic, no es solo el incidente en sí. Es cómo afecta todo lo que estamos tratando de manejar. Me preocupa cómo estás lidiando con todos estos cambios.

- Entiendo. No era mi intención causar más problemas. Me estoy esforzando, enserio, estoy tratando manejarme.

- Lo aprecio cariño. No es fácil para mí ver que estás pasando por esto. Me frustra, me preocupa, quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte.

Su mirada se suavizaba dejando por un momento el volante para sonreírme. Ver que estaba dispuesta a escuchar significaba mucho para mi.

- Prometo que haré todo lo posible para evitar más problemas.

La realidad es que aún me pesaba el pecho al escucharla. Siempre estaba agradecido, la culpa no era suya al batallar con alguien como yo. No había persona que más admirara con mis humildes quince años de edad. Me arriesgaré dejando a papá en segundo lugar.

- He pensado que podríamos ir al centro comercial para relajarnos. A veces salir del entorno ayuda a poner las cosas en perspectiva.

Reconocí la sugerencia como apta, una forma de ofrecerme un respiro de aire fresco a la tensión del día. Mientras continuábamos su trayecto hacia el centro comercial me permitía disfrutar del cambio de ambiente. El tráfico comenzó a despejarse a medida que nos acercamos al centro comercial. El bullicio con la energía vibrante era allí demasiado para mí.

Una vez dentro mamá me guió hacia la zona de comida.

- Primero vamos a comprar algo para comer. Creo que un poco de comida puede ayudarnos repararnos. Va a ser un día largo. ¿Que te apetece cariño?

Tome el menú considerando las opciones.

- Creo que me apetecería un sandwich con café. ¿Y tú?

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⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

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