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Yoongi

—¿Qué es esto? —Jimin recoge la carta que ha estado en mi mesa de la cocina durante tres días. Estoy un poco avergonzado de la cantidad de desgaste que ha conseguido. Tres días y la he leído probablemente treinta veces.

—Suéltalo. —Señalo con el dedo cubierto de masa para galleta hacia él, que parece tener ningún efecto, porque se mantiene en la lectura de la carta, una sonrisa se dibuja en su rostro. Esto me hace preguntarme si parecía tan tonto cada vez que había leído la cosa.

—Vaya. Metro noventa y ocho. Eso es locamente enorme. Eso es treinta centímetros más alto que tú. —Me ve, moviendo los ojos hacia arriba y abajo como si estuviera temiendo por mi altura por primera vez.

—¿Qué tiene eso que ver con esto?

—Sólo estoy diciendo que suena como uno de esos tipos que podrían recogerte y joderte contra una pared.

—Tu marido es apenas de uno ochenta; ¿cómo es que sabe algo sobre la pared-jodida? —Bromeo, porque Jimin es casi de uno ochenta de altura.

—Él no me ha cogido contra la pared, pero me folla por todas partes. —Menea las cejas, haciéndome saber que no tener pared-jodida en su vida no es un gran problema. —Sólo estoy diciendo, que tú podrías hacer un poco de pared-jodida y decirme si realmente funciona igual que en todos esos libros que leemos.

Me río de él. Jimin es mi mejor amigo, y estamos en polos tan opuestos como dos personas podrían estar. Es alto, donde yo soy pequeño, él tiene el cabello rubio, donde el mío es de color rojo brillante, y me parece que tiene todas las curvas, a pesar de que come de mi comida tanto como hago porque él vive al lado y siempre está robando comida justo fuera de mi refrigerador, incluso cuando ni siquiera estoy aquí.

Pero lo que realmente nos hace diferentes es nuestra personalidad. Él es fuerte y audaz y no tiene un hueso de tímido en su cuerpo. No hay filtro de su boca a su cerebro, y lo adoro por ello. Él habla sobre el sexo tanto como hablo de hornear. Tal vez esa es otra razón por la que todavía estoy con mi tarjeta V. Con toda su charla de sexo, a menudo me siento como si sé todo sobre ello. Cada uno de los detalles.

—Cuéntame ya. No me hagas rogar. Yo sólo hago eso en el dormitorio.

—Estoy bastante seguro de que te he visto rogar por comida.

—No cambies el tema. ¿Quién es este gigante que escribe cartas sucias?

—Eso no fue sucio. —Replico, pero oculto mi sonrisa mirando hacia abajo y rodando la masa para galletas en bolas perfectamente esféricas. He sido tan vertiginoso acerca de la carta. Es como si realmente fuera una carta de amor o algo así.

—Estaba describiéndose para ti. ¡Suena como que es sucio para mí! Más aún cuando la carta es para ti. Ahora, dímelo.

Me muerdo el labio, tratando de no oscilar una sonrisa gigante estúpidamente como lo hago cada vez que pienso acerca de la carta.

—Es una tontería. Hice lo de amigos por cartas con respuestas con la clase, y esta fue la carta que recibí de vuelta. Pero ahora no sé. No puedo dejar de pensar en él, lo cual, como he dicho, es una tontería. Es sólo una carta, no es gran cosa. —Cuando miro hacia él, su rostro es todo suave. —¿Qué? —Pregunto, queriendo que deje de mirarme así. Por alguna razón prefiero una broma de penes en este momento que esa mirada.

—Tú estás soñando acerca de un tipo. Me gusta en ti. Tu cara está caliente, está brillando. Es sexy.

Resoplo por la palabra. Nadie ha pensado nunca en mí como sexy.

ps...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora