Parte 45

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Era más del medio, cuando Ricardo junto a sus amigos Gualberto y Cayo, decidieron ir en su automóvil, a la casa de Ramiro que se encontraba por la zona de la Jastambo. Al llegar a allí, la mamá de Ramiro los había convencido para que se quedarán a almorzar. Ellos aceptaron sin ningún tipo de inconvenientes.

Paso el tiempo y mientras tanto, la señora Dominga estaba en la cocina preparando el almuerzo. Ricardo, Gualberto y Cayo, impacientes porque ya había pasado media hora desde que estaban allí sentados, tomaron la decisión de escabullirse por la sala, para subir al segundo piso donde se encontraba la habitación de Ramiro.

Una vez que estuvieron arriba, caminaron lentamente por un corredor, después giraron a la izquierda, justo al lado del baño se encontraba la habitación de su amigo, la puerta estaba semiabierta.

Entraron sin tocar, y en una cama que estaba a lado de la ventana se encontraba Ramiro recostado mirando al exterior, tranquilamente y sin voltear, como si estuviera en trance, ni siquiera noto que los muchachos estaban ya adentro.

Entonces fue Cayo quien se le acercó

-Oye Ramiro, che....- trato de llamar su atención, moviendo su hombro con su mano.

Ramiro seguía sin responder, mirando por la ventana.

-Che viejito- volvió a insistir Cayo.

Entonces de repente reaccionó.

-Ha... Son ustedes, ¿Que están haciendo aquí?- Los reconoció Ramiro.

-Viejo te acuerdas que ayer conversamos de un amigo que tenemos...- intervino Gualberto.

-A si, si... del jailita ese. Si...

Ricardo se rasco la nuca.

-Heee...Si...ese... Pero está aquí pues, le hemos invitado para que pudiera venir a verte, quería conversar contigo.

-Así ¿Dónde está? - Pregunto Ramiro mientras estiraba su cuello.

-Hola- le dijo Ricardo, adelantándose un par de pasos de donde se encontraba.

-Hola viejo, que cuentas- le respondió amablemente Ramiro.

-Pues la cuestión es esta.- continuo diciendo Ricardo- si no es mucha molestia quería preguntarte algo sobre, bueno...sobre el OVNI de aquí de la Jastambo, dicen que tú... pues...- fue muy difícil para Ricardo continuar a pesar de que era impulsivo con su modo de hablar.- Tú sabes... se fueron contigo.

-Haa....si... si... yo lo vi de cerca, y no te preocupes, al contrario de lo que todos piensan tú pareces una persona que si me cree...

-Sí. Claro yo te creo camarada.- Le respondió al instante Ricardo

-Y nosotros- exclamaron al unísono, Gualberto y su primo Cayo.

-Bien chicos si quieren saber sobre esto, tienen que estar conscientes de que todo es peligroso y ultra secreto.

Todos asintieron en silencio.

Ramiro continúo con su relato.

-Bueno hace días que no me sentía bien, me dolía el cuerpo, sobre todo la cabeza y el estómago, ahora como que me siento mejor, pero aún me duele; "ellos" me hicieron cosas, yo lo sé, pero no lo recuerdo bien...

-¿Viste a alguien más contigo? ¿Una niña tal vez?- le interrumpió Ricardo.

-Que... no sé muy bien que es lo que vi, todo se me es borroso, no recuerdo mucho, pero si recuerdo que ellos dijeron que volverían, que tienen una misión importante que realizar y que todos sus intentos en el pasado fueron un fracaso, estaban enojados por eso.

-¿Qué más recuerdas?- le pregunto Cayo con la voz tranquila.

-Pues que ellos volverían muy pronto.

Ricardo no pudo suprimir su entusiasmo.

-¿Sabes cuándo?

Fue entonces que todo se complicó, Ramiro comenzó a tener temblores, parecía que estaba fuera de control, Gualberto y Cayo se alejaron de la cama espantados, y Ricardo les dijo que bajaran rápido a llamar a su mamá. Ellos lo hicieron al instante.

-Amigo...- dijo a duras penas Ramiro mientras sufría del ataque...- tenemos poco tiempo. Lo último que recuerdo es que me dejaron aquí cerca, por la carretera, allí donde me raptaron, los chicos conocen el lugar, anda con ellos si quieres, pero nada más se....- y cerro sus ojos.

Cuando la madre de Alberto entro, se escandalizo por lo que estaba pasando, saco su celular y llamo a una ambulancia inmediatamente y luego reprendió a los muchachos por haber entrado en el cuarto sin su permiso. Finalmente, les dijo bruscamente que se marcharan.

Una vez en la calle.

-Carajo que tengo hambre- se quejó Gualberto.

-Vos solo piensas en tragar gordo de mierda- le reprendió su primo.

-Es tu culpa cojudo, yo te dije que primero almorzáramos y fuéramos después a ver a Ramiro, como nos dijo su mamá.

Ricardo estaba en silencio.

-Y tu Ricky ¿Por qué preguntaste por una niña?- Le dijo extrañado Cayo.

-Bueno recuerdan a mi amiga Roxana.

-A si, esta rebuena esa minita, que tiene que ver con todo esto...- dijo relamiéndose Gualberto.

-Pues, ella tiene una amiga llamada Sonia, y bueno, su hermanita menor desapareció. Y yo creo que...

-No me digas, ¿Tú crees que se la llevaron los alienígenas como a Ramiro?- trato de aclarar Gualberto.

-Pues es una larga historia, pero si eso creo.

-Entonces cuéntanos.- Le propuso Cayo.

Ricardo dudo al principio, pero gracias a estos camaradas había recobrado las esperanzas para encontrar a Camila, así que pensó que era lo menos que podía hacer.

-Ya, pero primero llamare a Roxana.

-Sí, sí, si... – dijo alegremente Gualberto.

Ricardo saco su celular y comenzó a llamar a su amiga.

-Hola – respondió inmediatamente esta.

-Hola Roxi ¿Cómo estás? ¿No estás ocupada verdad?

-Pues no. Que pasa.

-Pues veras, necesito que vengas urgente aquí a la Jastambo.

-¿Cómo?

-Roxi, es importante acabo de saber algunas cosas.

-Ricardo, no creo que deberías...

-En serio es importante, ven por favor.

-Está bien. Pero si es en vano, te aseguro que lo pagaras caro.

-No para nada, confía en mí.

Roxana colgó la llamada. Mientras tanto Cayo y Gualberto esperaban ansiosos la respuesta, sobre todo Gualberto.

-¿Cómo es va a venir la minita?- Quiso Argüir Gualberto.

-Sí.- Dijo Ricardo con la voz cansina.

-Que rico – exclamo Gualberto con mucha emoción.

-Bueno pues, entonces mientras llega tú amiga contanos lo que paso pues.- le dijo Cayo a Ricardo, muy entusiasmado.

-Y también vamos caminando a la carretera, mientras nos cuentas.-Agregó Gualberto.

-Sí está bien, bueno hace un mes....

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