Miranda ha estado encerrada en una capsula del más allá, en una terrible oscuridad viendo lo que otros no ven; terribles fantasmas que más de una vez que han intentado apoderarse de su cuerpo para seguir permaneciendo en el plano terrenal. Todo es c...
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ME MORDÍA LOS LABIOS TRATANDO de aguantar las ganas de llorar, movía mi pierna con ansiedad y apretaba mi camiseta angustiada. Al ya no aguantar más la espera, me levanté y caminé de un lado a otro estando bajo la mirada de Edward.
— Cálmate, Miranda. Él estará bien. —trató de tranquilizarme el cobrizo. Negué la cabeza de un lado a otro y tragué el nudo que se formó nuevamente en mi garganta.
— Sé que es un perro fuerte —hablé finalmente después de un tiempo—. Pero aún así me da miedo perderlo, Edward.
Llevábamos tiempo en la veterinaria, habían pasado horas desde que ingresaron a Hachiko a urgencias y a una operación. Los veterinarios dijeron que Hachiko no tenía muchas probabilidades de salvarse ya que el golpe que recibió pudo hasta matar a un humano.
Edward no dijo nada, pero su silencio me confortó de igual forma. Se levantó de su asiento y colocó su chaqueta de cuero sobre mis hombros.
— Iré por algo para comer. Enseguida vuelvo. —dijo saliendo del hospital.
Pareció como si Edward leyera mi mente porque estaba comenzando a sentir hambre, pero me resignaba a salir de la veterinaria y dejar solo a Hachiko; Observé el reloj de pared y ví que estaban siendo casi las tres de la mañana. Hacía un rato llamé a mis abuelos para decirles lo que ocurrió, ellos querían venir inmediatamente, pero les rogué que se quedasen en casa que tenía todo bajo “control”, pero en realidad no quería que vinieran y tuvieran que ver todo.
Solté un suspiro y acomodé la chaqueta de Edward oliendo en el proceso el endulzante y lujoso olor que desprendía, sorprendentemente me tranquilizó y me hizo sentir protegida.
