Miranda ha estado encerrada en una capsula del más allá, en una terrible oscuridad viendo lo que otros no ven; terribles fantasmas que más de una vez que han intentado apoderarse de su cuerpo para seguir permaneciendo en el plano terrenal. Todo es c...
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EDWARD HABÍA INSISTIDO en pagar los medicamentos de Hachiko, no entendía cómo se había enterado cuando me había negado en decirle pero mi cabeza no estaba capacitada en esos momentos para ponerle lógica. Me había negado ante tentadora propuesta, no quería darle un gasto que no le correspondía para más tarde tener una deuda con los Cullen.
Al llegar a casa los abuelos me habían atacado a preguntas por el bienestar de Hachiko, al principio todo estaba bien pero después —indirectamente— me comenzaron a echar las culpas por haber salido con Hachiko a altas horas de la noche.
Yo lo sabía, sabía perfectamente que tenía la culpa, pero fue inevitable sentir las piedras en el estómago ante comentarios tan hirientes.
Me encerré en mi habitación, sentada en mi cama mirando el espacio vacío, tratando de analizar lo sucedido y esperanzada de que todo lo que estaba pasando era simplemente una pesadilla. Me recosté a la cabecera de mi cama soltando un suspiro, pude observar a lo lejos una fotografía de un cachorro con una niña de 11 años sosteniéndolo en sus brazos con delicadeza. Apreté fuertemente un almohada y la atraje a mi pecho estrujandolo en un intento de apaciguar el dolor y la angustia que sentía en mi cuerpo.
Estiré mi cuerpo y agarré mi agenda, comencé a revisar mis cuentas bancarias para sacar cuenta de los gastos de la veterinaria, después de unos minutos me di cuenta que la única manera de poder cubrir los gastos era agarrarlos del semestre de la universidad.
— Demonios —limpié una lágrima que se había escapado de mis ojos cristalizados por la angustia. Revisé la fecha del calendario y solté un ligero suspiro —. Tengo tiempo de reponerlos, pero primero está Hachiko. Y necesito un baño. —dije después de oler mi apestoso olor corporal que estaba teniendo.
Tomé una ducha rápida para apresurarme a ir a comprar los medicamentos que necesita Hachiko. Una vez ya cambiada y con buen olor, agarré mi billetera, salí de la casa evitando lo más posible en no toparme con mis abuelos cosa que funcionó bien ya que a estas horas andan viendo una telenovela.
Mi único medio de transporte era mi bicicleta así que comencé a pedalear hasta la veterinaria donde entré casi que a tropezones.
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HABÍAN PASADO semanas desde el suceso de Hachiko y él se ha recuperado bastante bien gracias...gracias a lo que sea que tenga poder superior que los humanos. Había intentado reponer el dinero de mi semestre intentando meterme a trabajar hasta como mesera, pero nadie ha necesitado de una empleada más o no me contratan por ser inexperta en el área comercial.
Comenzaba a sentir la desesperación una vez más al ver que me estaba acercando a la fecha de pago de semestre, podía pedirles a mis padres que me enviaran el dinero pero no quería que ellos generaran más gastos de los que ya estaban teniendo en Corea.
Cerré el cuaderno con fuerza una vez que escuché que el profesor había finalizado su clase. Me senté en el pasillo más solitario mientras esperaba que comenzara mi otra clase, podía escuchar a un grupo de amigos cómo hablaban de la fiesta de August que se realizó hace dos semanas y seguía siendo el qué hablar de los jóvenes.
Abrí mi topper de frutas y comencé a comerme una fresa, volteé la mirada para ver cómo Edward Cullen se sentaba a mi lado.
— Hola, espero que este lugar no esté ocupado por alguien más. —dijo el apuesto chico.
— No, pero parece que ahora sí, por ti. —negué.
Últimamente Edward ha comenzado a juntarse más conmigo, cosa que no me incómoda pero tampoco es que me genere gran comodidad por el tema de sus energías.
— ¿Cómo te ha ido buscando empleo? —vireé mis ojos al recordar que no he logrado conseguir siquiera como niñera.
— Fatal. Nadie me ha querido contratar. —bufé por mi decepción.
— Pues, mi querida Miranda —habló el chico en español causando que sintiera por un momento una ligera atracción por él —, Carlisle logró conseguirte uno en el restaurante Crusty's como mesera, lastimosamente no pudo conseguirte uno adecuado a tu carrera por lo que apenas vas en quinto semestre...—lo interrumpí por un abrazo inesperado para ambos.
Su piel era fría más de lo común en un ser vivo, pero era suave como un pétalo de alguna flor; su olor era embriagador y masculino, era un perfume caro a mi parecer, fue inexplicable que por un abrazo tan corto mi cuerpo quisiera quedarse pegado a él por más tiempo.
— Perdón por abrazarte, es que me emocioné; ¿Cuándo empiezo? —cambié el tema, acomodando mi cabello detrás de las orejas sintiéndome algo nerviosa por su sonrisa pícara.
— Primero te pondrán a prueba por un día para ver cómo te va trabajando en el restaurante, si pasas ellos te darán toda la información que necesitas. Tu día de prueba será mañana y yo estaré ahí para apoyarte.
Solté un suspiro de alivio inconsciente al oír que Edward estaría ahí apoyándome. Asentí con la cabeza con una sonrisa entre mis labios.
