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𝑚𝑦 𝑛𝑒𝑤 𝑓𝑟𝑖𝑒𝑛𝑑, 𝑆𝑝𝑟𝑒𝑒𝑛

-¡Tienes que estarme jodiendo, roier! - aldo gritó, golpeando el suelo con su puño. Se había caído de la cama de roier (en la cual se encontraban originalmente hablando después de que el mayor llamase a su mejor amigo en busca de desahogar todo lo que tenía en su interior desde aquél infortunado suceso) debido a la exagerada risa maniaca que no había cesado desde que roier empezó a relatarle su primera charla con Spreen.

- ¡Demonios, Aldo, deja de reírte! - Exclamó Roier, lanzándole una almohada en el rostro a su mejor amigo, frustrado, avergonzado y muy rojo. - Me haces sentir mucho peor.

El menor inhaló un par de veces antes de encontrar su voz.

-No creo que eso sea humanamente posible, Roier. - Confesó el moreno, apoyando sus codos en el colchón de la cama, aún sentado en el piso. - Es decir, lo primero que sale de tu boca la primera vez que hablas con una criatura inocente como spreen es: "¿Me dejas chupártela?". Sólo porque quedaste sorprendido por el enorme tamaño de su mini-spreen, no tan mini según lo que me estás contando... no te da derecho a ser un indecente. Debiste invitarlo a un café primero.

-¡Aldo, ya wey! - gritó roier, tirándose de espaldas en su cama, cubriendo su rostro con una almohada, ahogando un grito de frustración en ella. Tenía ganas de llorar debido a lo avergonzado que se encontraba con Spreen.

Demonios, después de haber soltado tal cosa, no se dio cuenta de la estupidez que había dicho hasta que el rostro entero del chico se volvió tan rojo como una manzana madura. El labio inferior le tembló, no pudo decir ni una palabra y Roier, en seguida, se dio cuenta de lo profundo que había metido la pata.

"L-lo siento... creo que debo irme."

Fue lo único que pudo articular el pelinegro, quien se olvidó de inmediato de su ducha y salió corriendo con la ropa a medio poner, dejando a roier con una disculpa en la boca y la vergüenza más enorme que había experimentado en su vida.

-Debo disculparme con él. - Balbuceo roier, aún con el rostro enterrado en la almohada.

-¿Mhm? - Inquirió su mejor amigo, subiéndose en la cama y quitándole la almohada del rostro.- ¿Qué has dicho?

-Que debo disculparme con él. No podré vivir en paz conmigo mismo si él sigue teniendo esa errónea impresión de mí, Aldo. - Dramatizó el mayor, sentándose sobre sus pantorrillas y meneando a su amigo de los hombros. - ¡Lo traumaticé!

-Si, eso me ha quedado bastante claro. - Ironizó su amigo, rodando los ojos. -Pero créeme cuando te digo que buhaje va a estar ignorándote hasta en los almuerzos. Debe estar tanto o más avergonzado que tú.

- Por eso tú me ayudarás a atraparlo. - Canturreó roier, sonriendo exageradamente.

-Si lo vamos a "atrapar", se va a asustar mucho más. - Analizó el moreno, llevándose los dedos a la barbilla, con expresión pensativa.

-¡Aldoooooo...! - Lloriqueó el mayor, fingiendo llorar. - Debes ayudarme, quiero disculparme con spreen.. no puedo dejar las cosas así aunque me muera por tener ese gran pene entre mis manos. Quizás si me disculpo con él podamos ser amigos y me deje... me deje... Ay noo, voy a tener una erección si sigo pensando en él.

-¡Ew, roier, eres asqueroso! - se queja aldo, empujando a su mejor amigo hasta hacerlo caer al suelo. - Pero te ayudaré sólo porque tú me ayudaste a Pedirle una cita a Rocio antes de que fuéramos novios. Te la debo.

-¡Eres el mejor amigo del mundo! - Grita Roier, lanzándose a los brazos de Aldo.

- Vale, te ayudo, pero a cambio de una sola cosa. - Pide el moreno, apartándose del abrazo.

-¡Lo que sea!

-No vuelvas a hablarme de tus sucios deseos con la gran polla de Spreen. -

Ruega, haciendo una mueca.