𝑜𝑢𝑟 𝑓𝑖𝑙𝑖𝑎

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-Que me gustas. - Confesó, completamente perdido en la profundidad de los castaños ojos de Roier, quien le miraba con diversión. Spreen se percató de lo que acababa de decir, poniéndose rojo de inmediato. - Y-yo.. quiero d-decir... A-ah si... ehm... m-me gustas.. u-un poquito..

Roier rió.

-¿Sólo un poquito? - Preguntó, haciendo un adorable puchero que hizo tambalear la expresión de Spreen. "Joder, es demasiado adorable, ¿Estará mal que me lo quiera follar ahora mismo?" pensó Spreen, mordiéndose el labio inferior. - Porque a mí tú me gustas mucho, Osito.

El menor sale de su ensoñación, mirando sorprendido a Roier.

-¿E-en serio? - Roier asiente, convencido. Spreen sonríe, pero, entonces, recuerda algo y su sonrisa se borra. - Pero... ¿Te gusto yo... o mi verga?

La expresión de Roier pasa de ser sonriente a avergonzada en menos de cinco segundos. Sus mejillas se ponen rojas por completo, el color también llegando a sus orejas.

- Anoche dijiste que estabas enamorado de mi "gran amigo" - Relata Spreen,haciendo comillas con sus dedos. Roirr abre sus ojos desmesuradamente.

-¡¿Yo dije eso?! - Exclama, completamente abrumado.

-¿No te acordas? - Inquiere Spreen, frunciendo el ceño.

- ¡Claramente no! - Grita Roier, cubriendose la cara con sus manos.

-P-pero te acuerdas de lo que pasó... entre nosotros..

- Bueno, no es algo que se pueda olvidar con facilidad, ¿Sabes? ¡Follé en la cocina con el chico que he estado persiguiendo hace tres semanas!, ¿Cómo pretendes que me olvide de eso?

Roier se veía bastante alterado, haciendo preocupar a Spreen.

-N-no debes sentirte mal, Roier. No es la primera vez que me dices algo así. - Intenta consolar Spreen, haciéndole sentir peor.

-Ah, mierda. - Roier suspira pesadamente. Se levanta del regazo de Spreen y se deja caer a su lado en la cama. - Ya entiendo por qué crees que mis sentimientos no son reales sino que van dirigidos a tu pene...

-Y-yo no dije eso.

- Lo insinuaste. - Le acusa Roier, señalándolo. Spreen no responde y Roier suspira, nuevamente. -Yo también tengo un problema...

- Filia. - Interrumpe Spreen.

-¿Eh?

- Tú no tienes un problema. Tienes una filia. - Le hace saber el menor. - No estoy seguro de cómo se llama, pero la tienes. No puedes hacerlo con hombres que tengan el miembro pequeño porque no sentirás placer... porque te gustan los miembros grandes. Roier quiso decir algo, pero, ¿Qué podía decir? Era verdad, pero que se lo dijeran tan directamente le causaba vergüenza. Le hacía quedar como un goloso y cosas peores.

-N-no creo que sea algo malo... - Murmuró Spreen, jugando con sus dedos. - Yo tengo varias...

-Pero tú eres un sátiro.

-No es necesario que me lo recuerdes. - Spreen rueda los ojos.

-Aver, y cuáles son las tuyas? - Inquiere Roier poniéndose cómodo. Spreen lo mira estupefacto.

-¿En serio quieres hablar sobre mis filias? Podemos tardarnos toda la mañana. - Le hace saber, alzando las cejas.

-No tengo nada que hacer, Osito. - Canturrea Roier, recostando su cabeza en el abdomen de Spreen. Este suspira, enarcando una ceja.

-Te diré sus nombres pero no lo que significan. - Le advierte Spreen. Roier bufa

-Bien, pues lo buscaré yo mismo. - Refunfuña Roier, bajando de la cama en busca de su teléfono.- ¿Dónde está mi ropa?

Spreen quiere responder, pero la vista de su mayor casi completamente desnudo ante sus ojos le tiene con la boca seca, incapaz de soltar media palabra.

- Spreen.. - Le llama Roier, sonriendo socarronamente.

-¿E-eh?

-¿Dónde está mi ropa? - Vuelve a preguntar, Spreen le señala el escritorio junto a la ventana y Roier camina hasta allí, moviendo sus caderas exageradamente.

Toma su pantalón y de él saca su teléfono, acercándose de nuevo a Spreen y sentándose en su regazo, pero de espaldas. Pudo sentir cuando al menor se le cortó la respiración. Roier se recostó del todo, dejando su espalda en el torso de Spreen y removiéndose a propósito. - Puedes empezar, estoy listo.

Spreen rie.

- Eh... Agorafilia. - Murmura, con las mejillas rojas. Roier teclea en su teléfono, una vez ha hallado lo que buscaba, le escucha reír.

-Eres realmente un pervertido. - Lo acusa el mayor. - "Atracción a los espacios abiertos. En el ámbito sexual, se entiende como la excitación producida por la actividad sexual o el exhibicionismo en lugares públicos." - Roier leyó. - Continúa.

Bondage.

Roier repite el proceso, solo que, esta vez, al leerlo, lo golpea en la pierna.

- "Del inglés "to bind", maniatar. Práctica sexual sadomasoquista en que uno de los participantes permanece atado." - Recita. - De esto me pude dar cuenta, no te preocupes.

-¡No es mi culpa..! - Exclama Spreen, tratando de defenderse. - Lo siento...

- Está bien. - Murmura Roier. Frota su trasero fuerte y lentamente contra la entrepierna de Spreen, oyéndole soltar un jadeo. - No estuvo mal después de todo. Siguiente...

- Estigmatofilia.

-"Atracción producida por el hecho de que la pareja tenga tatuajes, agujeros (piercing), sacrificios y/o cicatrices." - Roier relee un par de cosas, sonrojándose. - Creo... creo que encontré la mía.

- ¿Realmente? - Cuestiona Spreen, intentado echar un vistazo.

- Falofilia.. - Murmura Roier, leyendo.

- Interesante.

- Eso parece. Continúa.

- Coreofilia.

-"Atracción por la danza y el baile erótico." - Roier sonríe ampliamente. - Mmm, esto será interesante considerando que estuve en una academia de danza durante toda mi adolescencia.

-¿En serio? - Pregunta Spreen, con los ojos brillosos.

-...Spreen...

- Diez centavos..

- Acabo de sentirla palpitar.- Roier observa el rostro de Spreen, quien no es capaz de mirarlo.

-Lo siento..

-No tienes porqué

- Eh.. Gimnofilia.

- Murmura Roier, riendo.

- Sigue.

-"Excitación producida por la desnudez." - Roier lee, atento. De repente una sonrisa malvada se asoma por sus labios.

Spreen, quien no se encontraba mirándolo, lo siente levantarse. Voltea a mirar, esperando su siguiente movimiento.

-¿Qué hac...?

Su mandíbula casi toca el piso en el momento en que Roier se deshace de su ropa interior, quedando completamente desnudo y expuesto. Exquisitamente desnudo y expuesto.

- Creo que, en ese caso, no necesito esto. - Se burla Roier, lanzando el bóxer que anteriormente tenía puesto a la cara.

Spreen no es capaz de articular nada, así que Roier camina deliberadamente lento hacia el escritorio, modelando su bellísimo y acanelado cuerpo como en una pasarela, frente a los hambrientos ojos de Spreen. Deja allí su teléfono y se devuelve a la cama, subiéndose sobre el regazo del menor, nuevamente, mordiéndose el labio inferior al ver el bulto notándose ansiosamente debajo de la tela del pijama del pelinegro.

-¿Tercera ronda? - Susurra el mayor, antes de tirar su propia ropa interior al suelo y morder los labios del menor, quien suspiró pesadamente, agarrando las caderas del mayor con firmeza. Roier le ve esbozar una sonrisa enloquecedoramente sensual, mientras sus ojos se oscurecen.

- Tercera ronda...

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