Cap 11

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Luego de lo sucedido durante el entrenamiento -y la pequeña conversación de la pareja de morado y anaranjado- las tortugas de diferentes especies decidieron mostrarles algunas de sus películas favoritas a sus contrapartes. Todos habían aceptado eso pero no el líder, quien sugirió estar alerta por si había algún peligro, pero claro que la tortuga mordedora lo tranquilizo logrando que este aceptara con una pequeña sonrisa. Cosa que enojo al temperamental.

Obvio, ese no fue el único problema, ya que el de caparazón blando se negaba a salir de su laboratorio para ver las películas y dejar en pausa su plan. Al final el único que lo logro convencer fue la tierna tortuga de caja, quien con unos ojitos de cachorro hicieron que el mayor se rindiera y fuera con ellos.

Se encontraban los ocho en la sala de videos -aprovechando que el padre de cuatro de ellos seguía dormido- viendo unas cuantas películas de: Lou Jitsu. Las tortugas de diferentes especies estaban tan emocionadas -aunque ya habían visto todos las películas- aun así, cada que las veían de nuevo era aún más emocionante.

La tortuga mordedora estaba sentado en el sofá individual -como siempre lo hace cada que ven películas y su padre no esta- su hermano de azul estaba sentado en frente suyo apoyando su cabeza en una de sus piernas y la otra pareja se encontraban, Donatello sentado cruzado de piernas mientras que tenía a su hermanito abrazado de detras de la cintura y sentado arriba suyo. El resto estaban sentados en algunos de los puff que tienen por ahí.

Las otras tres tortugas estaban viendo todos muy normales, a excepción del líder de azul, quien estaba tan fascinado con los movimientos y diferentes tipos de batallas. Por un instante, intento copiar uno de los movimientos el cual le salió, a medias, estando a punto de caer si no fuera porqué su hermano de rojo lo atrapo.

R— Ten más cuidado, Bobonardo — pidió, para con mucha facilidad, alzar de la cintura a su hermano -quien se impreciono por eso- y volver a sentarlo, solo que ahora al lado suyo.

L— Bueno perdón, la emoción — comento con ironía, en cambio el temperamental solo rodó los ojos para pararse, agarrar a su mascota e irse a la cocina.

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En el momento que Raphael se fue a la cocina para tomar un poco de agua -ya que sentía el corazón a mil- nadie se percato que cierta tortugas de orejas rojas fue tras él. Al llegar al umbral de la cocina y cruzar este, lo primero que hizo fue dejar a su mascota en la masa y servirse un poco de agua.

R— Ahs, que idiota que es Bobonardo. Primero me ignora durante el desayuno y ahora tengo que evitar que se lastime — se quejo el mayor, quien dejó el vaso medio lleno al lado de la tortuga de fuego, la cual froto su cabeza en su mano — Aunque, él siempre se lastima, creo que es momento que yo lo cuidé

— Ay, que tierno~ — comento la tortuga de azul, quien estaba apoyado en el umbral de la cocina — Es lindo que te preocupes por tú Leonardo, Raphy

El temperamental estaba que se moría de vergüenza al haber sido escuchado por el menor, quien es fue acercando donde él estaba y se apoyo de espalda en la orilla de la mesa. Raphael observaba al de azul intentando buscar indicios de que tuviera algo tramado, más este solo suspiro pesadamente mientras que cerraba los ojos, quedando en completo silencio.

El silencio no era para nada incómodo extrañamente, el de rojo dejó de mirar a la contraparte de su líder y se digno a apoyar sus codos en la mesa cerca de la diminuta tortuga. Ninguno de los dos tenía un tema en particular para comenzar una conversación, ninguno sabía siquiera que decir realmente en esta ocasión. Y ni hablar de lo de anoche.

R— Se lo hiciste a propósito o inconscientemente eso a tú hermano? — pregunto sin más el ojiverde, quien saco de su cinturón unas rocas para alimentar a la tortugita.

Pequeño Accidente {Pausada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora