Capítulo 2

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Nos detuvimos al llegar a la bifurcación en la acera, pasado el edificio B. El paisaje de roca rosada que bordeaba el camino tenía un aspecto especialmente soso aquel día. Levanté el pie, enfundado en una zapatilla deportiva negra, y pateé unas pocas piedras para apartarlas de mi camino. Tenía que observarlo desde la distancia para dar con algún verso digno de mi cuaderno. Aquel pensamiento me recordó que debía levantar la vista. Los edificios de color beis y los grupos de alumnos no eran mucho mejores que las piedras. Necesitaba encontrar alguna inspiracion.

-Bueno, ¿vamos a comer comida mexicana de mentira hoy? -le pregunté a Eugene mientras Mía, Ajax, Yoko y Enid pasaban alrededor nuestro.

El se mordió el labio con una expresión preocupada.

-Xavier quiere quedar hoy fuera del campus para celebrar nuestro segundo mes. Pero puedo decirle que no.

-Es verdad vuestro segundo cumplemés. ¿Era hoy? me he dejado tu regalo en casa.

Eugene puso los ojos en blanco.

-¿Qué es? ¿Un libro hecho a mano sobre por qué no se debe confiar jamás en los chicos?

Me puse la mano en el pecho y resolle.

-Eso no sería propio de mí, para nada. Y el título era Cómo acabar con tu pareja en menos de 10 segundos, pero bueno...

-A veces creo que eres una asesina en serie y que podrías matarnos a todos -dijo el.

-Pero que dices tu ahora, ¿tienes fiebre?, Pero nunca te daría un libro así por Xavier -añadí, dándole un codazo. A este por lo menos lo tolero. Lo sabes, ¿no?

Xavier era mono y lo trataba bien. Era por su ex novia (Enid Sinclair, la reina de los motes estúpidos) no la soportaba y... preferiría morir antes que intercambiar una sola palabra con ella.

-Escuchame bien, si Xavier te llega a hacer daño en algun momento ten por seguro que lo voy a encontrar.

Me di cuenta de que Eugene estaba mirándome fijamente aún preocupada. Seguramente planteandose por qué soy tan rara.
-Mmm ¿eso es una amenaza? -me preguntó con una ceja alzada.

-Puede. Y claro que puedes ir a comer con el -le aseguré-. No te preocupes por mí. Pásalo bien.

-Puedes venir con nosotros, si...

Sentí la tentación de dejarle terminar la frase, de aceptar su invitación solo para asegurarme de que su cita iba bien y que Xavier era de fiar, no quería que le rompieran el corazón como le pasó con Enid, pero decidí darle una oportunidad al pobre chaval.

-No, no quiero ir a tu cita. Por favor, tengo un libro que escribir. Las segundas citas son el comienzo de la eternidad. Capítulo uno: A los sesenta días, sabrás que va enserio si te rescata del estresante instituto y te lleva al McDonald's.

-No vamos a ir al McDonald's.

-Vaya, vaya. Un capítulo nada más y lo tuyo ya tiene mala pinta. -sonreí

Los ojos oscuros de Eugene ardieron.

-Bromea todo lo que quieras, pero yo por lo menos no estoy tan solo como para pasar horas y horas en mi balcón tocando instrumentos y escribiendo canciones.

Le tomé de la mano y se la apreté.

Lo tire hacia el suelo y cayó pero yo caí con el y acabé encima suyo en medio del pasillo, ¿lo malo? El grupo de Enid y más gente estaba allí -Mierda- le susurre a Eugene -Pffff tendremos que lidiar con las tóxicas. -Vaya, resulta que el imán atrae bolas de grasa con celulitis- se carcajeó Yoko -Por Dios tantas ganas se tienen que se tienen que revolcar en público? vayan a un lugar privado.- dijo Ajax con un cierto tono de asco. Estaba a punto de decir algo pero mi vista giró hacia Enid y por alguna razón la estúpida niña malcriada me estaba mirando y puedo jurar que cuando me acerque a Eugene para susurrarle algo la vi apretar la mandíbula. -Ajax al ver que yo estaba observando a su novia se puso enfrente de ella y la cubrió. Sonrei inconscientemente.

Todos se giraron a vernos gracias a la imbecil de Yoko y los demás perritos falderos de Enid.

-Eugene vámonos- nos levantamos del suelo, los ignoramos y nos fuimos a la cafeteria.

                           ***

-Bueno puede que tengas razón tu novio puede llegar a ser adorable-. -creo-.

-¿Estarás bien aquí? -Señaló hacia el comedor-. Puedes ir de una vez por todas a hablar con Tyler.

Me encogí de hombros. La idea no me volvía loca.

Bajé mi vista hacia mi ropa. Aquel día llevaba una camisa demasiado grande con botones en el cuello que había encontrado en una tienda de segunda mano. Le había cortado las mangas para que se pareciera más a un kimono y me había ajustado un cinturón marrón. Llevaba unas zapatilla altas desgastadas de lona negra. Mi estilo era peculiar, nada moderno, así que llamaría la atención en un grupo como el de Tyler, en el que todos iban perfectamente arreglados con sus vaqueros, sudaderas o sus chaquetas de cuero.

Levanté el cuaderno y asentí hacia Eugene.

-No pasa nada. Así tendré la oportunidad de trabajar en alguna canción nueva. Ya sabes que nunca puedo quedarme sola en casa.

Eugene asintió aunque no se le veía muy convencido. Entonces, con el rabillo del ojo lo vi. Y me quedé helada.

Tyler Galpin. Estaba sentado en un banco, en medio de un grupo de chavales de último curso, con la sudadera abrochada hasta arriba, los auriculares puestos y mirando al infinito. Como si estuviera presente, y al mismo tiempo no lo estuviera.

Un sentimiento con el que extrañamente me sentía identificada.

Eugene siguió mi mirada y suspiró.

-Deberías hablar con él, ¿sabes?

Me reí y sentí cómo me sonrojaba.

-Ya recuerdas qué pasó la última vez que lo intenté.

-Te pusiste nerviosa y lo único de lo que se te ocurrió hablarle fue preguntarle cuál era su órgano favorito. Eso es lo que pasó, se rió.

-¡OYE! ya te lo dije ese día mi padre me llevo a cazar y estaba distraida con toda la teoría innecesaria que me habia soltado, por eso lo único que se me pasó por la mente. Juro que no soy tan rara.

-Además no pude decir nada. Nada de nada me intimidaban él, su pelo perfecto y su estilo.

Concluí en un susurro. Eugene ladeó la cabeza mientras lo miraba, como si no estuviera de acuerdo con la evaluación que había hecho sobre su apariencia.

-Solo necesitas practicar, al fin y al cabo nunca has hecho esto ni has tenido pareja. Empezemos con alguien por quien no lleves dos años enculada.

De repente una tercera persona apareció.

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Los capítulos serán entre 1000 palabras y 2000 o incluso más, de esta historia hay para largo, según unos cálculos que me saqué de a saber donde serán unos 147 capítulos.

Bye Pecadores.

Ana🕷️

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