-Buenas -dijo, agarrándome del brazo.
-Buenas -respondí.
-Me sorprende que no haya notado el agujero que le has hecho en la nuca con esa mirada que le estás echando.
-¿Qué? ¿A quién?
-Sí, claro. Como si no supieras a quien estabas mirando.
Las mejillas me ardieron y volví a mirar a Tyler que ya casi había llegado a las taquillas que estaban al otro lado del comedor.
Iba a evitar el tema preguntándole si había terminado el trabajo de historia, pero entonces cuatro cicas de segundo se encontraron delante de nosotras y se pusieron a gritar. Todas se intercambiaron unos vasos del Starbucks que llevaban en la mano. Yo estaba confusa hasta que Eugene susurró:
-Cada una se compra una bebida por la mañana y luego se las intercambian.
-¿Por qué?
-¿Por qué no? Es divertido. -Las rodeamos-. Necesitamos una tradición matutina.
Señalé a las chicas a nuestra espalda.
-¿Esa tradición matutina?
-Esa no. Pero sí algo que hagamos o digamos cada mañana para empezar bien el día.
-Eh...
-¿Chocar los puños?
Levanté las cejas.
-Con un ''buenas'' nos hemos apañado bastante bien los últimos tres años.
-Pero es que son muy monas. -dijo Eugene, señalándolas con la cabeza mientras se reían.
-¿No somos ya lo suficientemente monos para ti?
-No. No lo somos. -Sonrió.
-Justo anoche, antes de dormirme, pensé ''Ojalá Eugene y yo tuviéramos una tradición''. Así nuestra amistad sería mucho más mona.
-Y anoche, antes de dormirme, yo me pregunté cómo tienes la suerte de tener un mejor amigo como yo, con lo pesada que eres.
-Sí, que suerte.
Eugene abrió mucho los ojos.
-¡Eso es! ¡Esa es nuestra tradición!
-¿Hablar cada mañana de lo estupenda que eres tú y de la suerte que tengo yo?
-Él negó con la cabeza.
-No... bueno, eso podemos hacerlo también, pero ¿y si nos decimos cada mañana lo último que pensamos antes de irnos a dormir la noche anterior? Antes de decir cualquier cosa.
-No funcionará. Tú dirás ''Xavier'' Cada mañana. LO DIRÁS TANTAS VECES QUE ME HARÁS DUDAR DE SI YO TAMBIÉN ME LLAMO ASÍ.
-Eso no es verdad. Vale, supongo que no nos hace falta ninguna tradición -Se rio, -pero hablando de Xavier, quiere salir con nosotros este fin de semana. Vas a venir, ¿no?
Tiré de mi mochila.
-Creía que habíamos decidido que no ibas a organizarme más citas.
-No te he organizado ninguna cita. Vamos a ir en grupo. Unos amigos suyos y nosotros.
Fruncí el ceño, no muy segura de su propuesta.
-¿Qué vamos a hacer?
-Ir a los karts.
La pista interior no es barata. Calculé cuánto dinero tenía ahorrado en el bote que tenía dentro del armario. Después de comprarme la guitarra, la madre de los gemelos contrató a una niñera a tiempo completo, así que ya no podía contar con mi fuente de ingresos habitual. De vez en cuando trabajaba para mi madre en ferias de artesanía, pero ya hacía bastante tiempo de eso. No recordaba si ya me había gastado todo el dinero la última vez que fuimos al cina con Xavier y sus amigos.
