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Los rayos de sol atravesando la ventana, lograron despertarme.

Al abrir mis ojos trate de adaptar mi vista a la iluminación de la habitación.

Me incorpore tomando asiento, volteando mi rostro en busca de Bright, pero su lugar estaba vacío.

Con pereza me levante para ir hacia al baño a hacer lo que haría cualquier día; hacer mis necesidades, lavar mis dientes y bañarme.

Salí de ahí lo antes posible para irme a refugiar a las sabanas. ¿Por qué Bright no tiene agua caliente?

Hoy teníamos planeado salir a diferentes sitios a explorar. Y sin duda alguna este día lo disfrutare como nunca.

—Bueno días dormilón—el sonido de la puerta abriéndose me saco un pequeño susto.

Voltea hacia la puerta al escuchar su voz.

—Bright, ¿qué haces despierto tan temprano?

—Estaba ejercitándome. Recién estoy por salir a comprar el almuerzo.

—¿Que?, ¿porque mejor no cocinas?

—No tengo suficientes ingredientes para cocinar, así que mi única opción es salir a comprar comida. ¿Vienes?

—Pasó. Pero por favor tráeme algún postre también.

—Metawin, es aún muy temprano para comer cosas dulces.

—Por favor, te prometo que solo comeré poquito, el resto lo comeré después.

—Está bien, no tardo mucho. Cualquier otra cosa que necesites me llamas.

—Entendido.

Sin más salió de la habitación.

Al escuchar el abrir y cerrar de la puerta principal salí de las sabanas listo para arreglar un poco este lugar.

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—Y entonces ¿que dices?

—¡Chivaree, estas demente!

—Quizás. Solo dime, ¿si aceptas?

—Creo que de todos modos no hay salida.
Así que si, vallamos.

—Llevaremos solamente lo indispensable. Y un cambio de ropa.

—Realmente cada día confirmó más que eres un demente—reí—Pero no hay vuelta atrás, solamente que recuerda que mañana debemos estar antes del amanecer cada quien en su hogar. No podemos darnos el lujo de llegar tarde a nuestra propia boda

—No te preocupes mi cielo, mañana te regresaré a tu hogar sano y salvo.

—Más te vale. Pero aún tengo que avisar a mi madre de que hoy tampoco llegaré a dormir.

—Si es necesario que hable con ella lo haré.

—Créeme que por tratarse de ti aceptará sin problema.

—Y cómo no, soy un gran prospecto para todas las personas.

—Que ego el tuyo—ambos nos miramos aún riendo.

—Tus labios son tan adictivos—dijo Bright, ahora mirando mis labios— Que nunca me cansaría de besarlos. Podría morir por un beso tuyo.

—Te mentiría si dijera que yo no muero de besar los tuyos también.

Con el sonrojo a tope por haber dicho aquello apenas y podía mirarlo.

—Ambos estamos conectados.
Déjame besarte, tenerte, abrazarte; a tu lado seré feliz hoy y por el resto de mi vida.

Casualidad del amor (Brightwin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora