Todos conocemos el mito de Pandora como la curiosidad de la chica desató todos los males del mundo junto a una gota de esperanza, muchos decían que los juegos del hambre eran la venganza de los dioses hacia los humanos por creerse los dioses que jamás serían creando al amo y al esclavo, Coriolanus Snow era el amo de cada distrito tanto de lo que producían como de sus vidas.
Willow había crecido viendo los juegos del hambre como cada habitante de Panem temiendo el día el que fuera elegida para ser un peón más de ese gran espectáculo, la chica desde que era una niña tenía conocimiento que en algún momento su turno llegaría ser hija de dos vencedores amados por el Capitolio y vivir en la cámara constantemente tenía una consecuencia más aún cuando esa era la esperanza, esperanza para personas que la creían perdidas.
La joven del distrito doce jamás se había preocupado de algo más allá que no fuera de su hermana menor, con un padre ausente que se sumergía en alcohol al igual que desaparecer por meses solo para volver en la cosecha no era algo estable mucho menos para unas niñas que después del asesinato de su madre necesitaban a algo para aferrarse necesitaban ese cariño aunque fuera una demostración vaga.
