El bosque Encantado [Finalizada][ReiKazu][KazuRei][Versátil][M-preg]

CAPITULO 2: Siempre llegaré a ti con paciencia

A primera hora de la mañana siguiente, el Dios Lunar Kazuki fue al riachuelo de agua dulce a recoger un poco del vital líquido para tener el almuerzo y la cena lista, pero en lo que recogía el agua, sus pensamientos estaban con Rei y también sus oraciones.

—Tengo miedo... cuando Rei no está conmigo.

Los brillosos ojos de Kazuki eran un hermoso dilema indiscutible de lo dilatados que estaban por culpa de sus pensamientos, pero también de lo enamorado que estaba, tanto que su rostro parecía que iba a explotar en tonos carmesíes, de repente cerró sus ojos y tocó sus labios al momento de imaginarse el último beso repentino que le dio ayer.

—Que bien besa, y que intenso fue, pero necesito que me haga suyo.

El día anterior Rei le prometió volver y había ido a buscar sus cosas y de paso le prometió conocer a Miri.

Mientras Kazuki estaba sumido en sus pensamientos, Miri había entrado en silencio al bosque y se le quedó mirando a lo lejos quería sorprenderlo, pero ella fue quien se sorprendió al ver a su padre Kazuki en una actitud algo extraña.

—Anda ¿Kazuki papá?...

Murmuró la adolescente con su uniforme del colegio al ver a su padre pensativo por dos largos minutos. La joven pensó por un instante que estaba triste de estar solo. La chica se llevó la mano a la barbilla analizando la situación, ¿y si le buscaba un novio? ¿o una cariñosa?

O Tal vez... si le presenta a algún compañero suyo... algo ilegal...

De repente la chica sacudió la cabeza negativamente muchas veces, ¿qué cosas estaba pensando? Su papá no la crio para ser una criminal, así que terminó dándose unos golpecitos y reaccionando ante esos pensamientos tontos.

La chica se posó a unos escasos metros detrás de él y preparó sus pulmones... mismos que había usado tantas veces para meter en problemas a Kazuki papá...

—¡K-A-Z-U-K-I papá!

—¡MIRI! —gritó Kazuki en respuesta, se había sobresaltado del susto que le dio la chiquilla—. Oye Miri... no está bien asustarme de ese modo... —Kazuki había olvidado que Miri viene todas las mañanas antes de irse a la preparatoria, ese día el rubio estaba un poco sensible.

—Estabas muy perdido, papá... acaso ¿encontraste algo en el agua? ¿¡Oro tal vez!? ¡Dime dónde y lo sacamos juntos! —la cara de viciosa que puso solo enervó a Kazuki dibujando una marca de molestia de forma cómica.

—¡Niña no te críe para que fueras tan ambiciosa! —le dejo caer y Miri soltó una carcajada que resonó en todo el bosque asustando a los pájaros, pero ver a Miri tan feliz lo hizo calmarse—. Por cierto, Miri... ayer conocí a esa persona especial de la que te había contado.

Miri se calmó luego de oír eso, su rostro de nuevo se tornó sereno y sonriente. Lo primero que hizo fue entregarle las bolsas que trajo consigo, a lo que Kazuki la guardó con su magia dentro del congelador de la casa.