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Desvelos

El exceso de mediocridad junto a la pereza pura se hizo de un rinconcito importante para la mente de Souya Kawata, un joven de veintitres años que todos los días se sentía inútil.

Inútil para la cuestión académica, explotado en el restaurante que trabajaba, solitario en el ámbito social, atrasado y fuera de lo deseado cuando se le comparaba con las vidas felices. Inútil como ser humano. 

Souya sabía que no estaba viviendo su vida. Vaya, él sentía caer más en el papel de un personaje de relleno. Trataba los días como episodios de series exitosas, que no eran más que la manipulación de una vida ajena con más efusividad.

Tendía a idealizar la vida, y al no alcanzar méritos ni anécdotas que "obviamente" todo el mundo había vivido, se deprimía. Así de simple.

La zona de confort para él era una exquisitez, un lugar seguro, caótico y con máscara de estabilidad. Dentro de su cama, hallaba peligro. Las cosas que hacía siempre lo dejaban insatisfecho, angustiado y estresado, del enojo mejor ni hablar; todo mundo parecía recordarle en cada encuentro desafortunado que llevaba una cara de los mil demonios.

Siendo todo eso solo el inicio simplificado del meollo, Souya estaba bajo la sagrada y suave condena de su cama, sus decenas de peluches y unos audífonos, de los cuales dependía emocionalmente. Él contó las horas que le restaban para amanecer, mientras más avanzaba el tiempo más culpable se iba sintiendo, porque aún siendo consciente de su nulo descanso, ignoraba y evitaba dormirse. Aparte, no podía.

Era una constante. Cerraba los ojos, con una pose de momia, por algunos segundos funcionaba y luego: abría los ojos. Escupía una maldición, y algún fantasma del departamento se divertía por las crisis "absurdas" de Souya, no cabía la duda de que solo fingía estar triste y desanimado. Lo que Souya necesitaba era más trabajo, más presión, una pareja y algo de azúcar de vez en cuando.

¡Por supuesto! esa era la clave para sobresalir y no ser monótono. Ir de fiestas, socializar, vencer sus miedos; eso lo haría levantarse de la cama con buen ánimo. El dilema era que Souya se sentía sin fuerzas y, para que mentir, desinteresado en comenzar un cambio.

Era tan experto en los desvelos así como en la cocina, su único tributo en el que al menos, era mejor. Mejor que su compañero de vivienda, Hakkai Shiba, quién solía ser el reflejo y figura de admiración para él.

A esas horas en las que él todavía daba vueltas por la cama, su amigo estaba dormido. 

Cuando Souya despertaba, su amigo ya había empezado una carrera matutina, conversado y agendado citas. Como siempre, hacía más que el chico que se denigraba a cada rato.

Estaba en otra de esas noches donde juró dormir temprano y fracasó. Pero, se preguntaba si de verdad era tan dañino no llevar un horario de sueño firme, e irse por el camino indeciso. Había pasado días con menos de dos horas de sueño, manteniéndose en pie, pensando que era fuerte por semejante barbaridad.

La verdad es que era un malvado con su salud.

Volvió a observar la pantalla de su celular, para únicamente sentirse culpable por dejar escapar los segundos.

Harto de su mal hábito, tuvo un pellizco de curiosidad por investigar, se fue directo al buscador. En la plataforma más usada y reconocida de vídeos había respuestas para todo. Se topó con tutoriales tontos bajo el subtítulo de "necesario aprender", como por ejemplo: ¿Cómo dormir?

Viviendo juntos|| HakkaSouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora