Viviendo juntos|| HakkaSou

15

Yuzuha apoyó la cabeza sobre el hombro de su hermano menor. En ella había caído el cansancio de una noche a la que no estaba acostumbrada. El desvelo, sumado al alcohol en su sangre, había carcomido las reservas de su ánimo, dejando tan solo el exceso de sueño.

En vista de que quedaba un largo trayecto hasta el departamento, decidió tomar una siesta, bajo la seguridad de que Hakkai la despertaría.
Souya estaba bajo el mismo efecto, sintiendo un gran arrepentimiento de haber asistido a la reunión. Pensaba en los deberes académicos que pudo haber adelantado. Volvía a consumirse con su ansiedad progresiva.

La mayor parte del tiempo pensaba en lo que pudo haber hecho, y no en lo que todavía podía hacer. Pese al sentimiento  negativo, se sobrepuso un recuerdo que con facilidad coloreó sus mejillas.

"Tú me gustas Souya"

El corazón cantó en su pecho, tuvo miedo de que otro oyente indiscreto se haya dado cuenta de eso. Viajaba sentado al lado de su mejor amigo, de esa persona que la noche anterior, lo puso de cabeza con una confesión inesperada.

O una verdad que evadía cotidianamente, para no hacerse de ilusiones. No mentir con cosas que podía mal pensar.

"Me gustas"

Souya se rascó la nariz. Su rostro estaba tibio, sus manos nerviosas, su corazón todavía contento.

¿Por qué estaba de ese modo? ¿Por qué estaba alegre de saber que le gustaba a su mejor amigo?

A decir verdad, a él no le atraía Hakkai. Nunca lo miró como algo más que su amigo; nunca se imaginó que sus momentos privados podrían tener un doble significado; jamás esperó que pudiera darle besos sin sentirse comprometido.

Logró normalizar muchos actos que solo dos almas enamoradas harían en la privacidad.

Los detalles cobraron relevancia y dieron cientos de vueltas en los pensamientos de Souya. Hallando contextos, emociones y promesas silenciosas en todos los abrazos y besos compartidos entre ambos.

—Amor.

—Dime— volteó hacia él, por naturaleza. Su sonrojo aumentó, ahora era distinto corresponder a sus apodos.

Ahora sabía que le gustaba, las cosas las sentía diferentes.

—¿Estás bien?—trató de no moverse mucho, para no despertar a su hermana.— Te veo muy pérdido, ¿Tienes sueño?

Souya asintió, volteando hacia la ventana. Incapaz de sostenerle la mirada, de apreciar los hermosos mares oscuros que Hakkai se había robado para tenerlos como ojos.

—Estoy pensando en mis tareas— hasta cierto punto, era verdad.— Tengo que llegar a hacerlas.

—No te estreses por eso, no es nada que no puedas hacer en una tarde, ¿Cierto?

—Es que es bastante...son investigaciones— recordó, bufando.—No tengo ganas de empezar.

—Por eso mismo, no te estreses ahora. Llegando a casa puedes tomar un baño, descansar un rato, y cuando tu cabeza esté fresca, verás que tendrás ánimos para hacerlas.

—Supongo, de todas formas, tengo qué —habló muy bajo. Jugaba a la locura, a fingir que Hakkai no estaba a su lado, para sentirse más coherente con la realidad.