Like lovers

3.8K 545 445
                                    


El fin de semana siguiente, acordé con Jimin para ir a uno de los museos de la ciudad que nos faltaba por conocer. Ya habíamos terminado nuestro trabajo final y estábamos a unos pocos días de recibirnos; por fin, tendríamos nuestro gran y esperado título universitario. No sabía que iba a ocurrir después de eso. Y mucho menos quería saberlo por ahora. Me moví intranquilo mientras sostenía las cuerdas de mi mochila y miraba a los cuadros, el pelinegro a mi lado estaba hablando sobre algo, pero no podía prestarle atención. Me sentía intranquilo y nervioso como si quisiera escapar de la carta que llevaba conmigo.

Incluso pensar en lo que le había escrito me avergonzaba de sobremanera. No sabía si había hecho lo correcto en escribirle, pero mientras más pasaban los segundos, más dudaba de entregarle. 

¿Realmente debería hacerlo? ¿Debería entregarle? Sabía que se lo había prometido, pero tal vez podría decirle que no me sentía cómodo y que le escribiría una para su próximo cumpleaños. 

No sabía que hacer, simplemente traté de olvidarme de ello y enfríar mi mente, tratando de concentrarme en lo que estaba sucediendo ahora mismo, como el hecho de que Jimin estaba a mi lado hablando emocionando mientras trataba de explicarme el significado de una pintura.

—Así que eso sucedió —me dijo y tomó mi mano entrelazando sus dedos con los míos. El calor subió hasta mi mejilla y se quedó allí, traté de recordar que era lo que había estado hablándome—. ¿Lo entiendes?

—Sí —mentí.

Jimin soltó un suspiro y negó con la cabeza. Me llevó hasta el otro extremo de la sala donde estaban las pinturas históricas de la ciudad de Busan y decidí restarle importancia por completo a mi nerviosismo para concentrarme verdaderamente en lo que estaba mirando ahora.

Recordé entonces, el significado de la pintura que estábamos viendo y comencé a explicarle a mi amigo lo que sabía de ella, dejándome en volver en el ambiente y tranquilizándome, olvidándome de la carta cuyo contenido guardaban mis más profundos sentimientos.

La tarde de sábado estaba nublada preparándose para recibir el invierno y la nieve, apenas unos cuantos pájaros cantaban en las copas de los árboles y el ruido de la ciudad inundaba dentro del pequeño museo históricos donde Jimin y yo estábamos. En este lugar no había mucha gente, de hecho, nosotros habíamos sido los primeros en entrar en cuanto abrió y apenas habíamos visto una o dos personas dando la vuelta como nosotros. Me hizo cuestionar si los jóvenes realmente no estaban interesado en el arte, como Jimin y yo lo estábamos. De igual manera, me gustó que no hubiera casi nadie porque el ambiente se sentía íntimo y lleno cuando mi amigo hablaba, me hizo recordar a las tardes en la costa frente al mar.

—Es interesante, no sabía eso —me respondió cuando terminé de contarle la historia detrás de unos de los cuadros de la era de Joseon. Asentí y luego caminamos juntos hasta otra sala, nuestras manos todavía amarradas una a la otra como si fuéramos una pareja de verdad.

Temblé ante la idea.

Pero... ese pensamiento me gustó. 

Mi pecho se sintió cálido, conociendo ese sentimiento rosa por primera vez en mi vida.

Estuvimos mirando los cuadros por un largo tiempo, hasta que terminamos de visitar todas las habitaciones y Jimin decidió sacar fotos a las pinturas y selfies así mismo.

—¿Me sacas una fotografía aquí? —me preguntó, tendiéndome su celular.

—Está bien.

El pelinegro sonrió colocándose al lado del cuadro de un árbol gigante y levantó una de sus manos como si estuviera sosteniéndolo. Rápidamente saqué la fotografía y me maravillé ante su vista. Mi corazón latió una vez más y me sentí intranquilo, hasta que me percaté de la pintura que estaba al lado y abrí mi boca, sorprendido.

Butt • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora