Like strangers

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Like Strangers


Nunca había ansiado que la tormenta llegara tan pronto. Pensé que una vez que aquella estuviera aquí, entonces se llevaría mis recuerdos y los tiraría al mar, hundiéndolos hasta el fondo para que no volvieran a emergerse nunca más. Pensé también, que el sonido de las olas golpeando a las rocas de la escollera me borrarían la memoria una vez que el viento fuerte llegara hasta donde yo estaba parado. Pensé y pensé. Y esperé y esperé. Porque sólo quería venir a este sitio sin la necesidad de buscarlo y recordarlo. Quería sentarme en esta roca a relajarme con el sonido de las aguas y el aroma a las sales como solía hacerlo antes de conocerlo, pero todo eso ahora era imposible. Incluso estando un mes entero fuera del país y lejos de mi espigón desértico, no tuvo resultados positivos.

Todo era un chiste.

Su fantasma me perseguía hasta en mis sueños, sonriéndome y diciéndome lo mucho que me quería, para después darme un beso sobre mis labios y abrazarme fuertemente.

Su fantasma estaba aquí ahora, parado a mi lado mientras ambos mirábamos a lo lejano del mar, un recuerdo suponía, señalando con el dedo índice a las nubes oscuras y a las gaviotas volando hacia la ciudad para resguardarse del agua que se aproximaba.

La tormenta está cerca, será mejor que nos vayamos, Jungkookie.

Espera —le había dicho yo, sin dejar de prestarle atención a las temerosas nubes en lo más allá—. ¿No te gusta pensar o imaginar en la idea de lo que está sucediendo allá? —señalé—. Pienso en la tormenta que se ocasionó en el medio del océano, a las grandes goteras de lluvia dulce golpeando el mar y a sus olas gigantes haciendo caos. Tan oscuro y tan gris. Tal vez un barco pesquero tuvo la mala suerte de presenciar todo eso y ahora es víctima de las calamidades del profundo océano —suspirando, prendí el cigarrillo y comencé a fumar.

Mirando de reojo a Jimin, aquel me sonrió gigante mostrándome los dientes y su cabello negro se despeinó por la fuerte ráfaga de viento.

De hecho, me atemoriza —me respondió elevando la voz debido al ruido de las olas—. Presiento que en estos días es cuando salen todos esos monstruos marinos, como el Kraken —comenzó a reírse—. No quiero imaginarme estar en un barco dentro de una tormenta y tener el honor de caerme al mar y morirme ahogado de esa manera, con la suerte que tengo...

Pero esa sería una muerte genial —le dije y miré mis pies, para después trasladar mi vista hasta las olas golpeando la escollera debajo de mí—, igual, sí estamos juntos yo podría salvarte.

Quedándose sorprendido, Jimin se acercó a mí y tiró de mi cintura para abrazarme. El hueso de su quijada se apoyó en mi hombro y sus manos apretaron mi estómago. El calor me recorrió todo el cuerpo y mi corazón hormigueó, mi alma se sintió recibida por su otra mitad haciendo que todo de mí se consumiera en esa felicidad y en ese aroma tan conocido para mí.

¿Incluso si un enorme pez raro me lleva hasta el fondo del mar? —murmuró en mi oreja, sus labios rozando el lóbulo.

Asentí.

Riendo un poco, Jimin besó mi mejilla.

Te quiero mucho, Jungkookie.

Mirando al agua debajo de mí en ese momento, me pregunté: ¿Qué tan profundo era esto? ¿Tanto como esa sensación extraña que yo sentía por Jimin? Siempre había tenido la curiosidad de saltar y hundirme allí, tocar con mis propios pies la arena y ver la escollera desde su nacimiento. Observar las olas romperse en color blanco contras las rocas, constantemente me produjo atracción, como si éstas mismas estuvieran llamándome e incitándome a saltar. Dejando de fumar, apagué la colilla y tiré el último humo mirando hacia el horizonte.

Butt • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora