florista || katsudeku

girasol gira gira tu calzón

El niño girasol se veía más joven que él, así que probablemente era un trabajador de medio tiempo. Su boca se quedó abierta un par de segundos, aunque después la cerró con demasiada fuerza incluso apretando la mandíbula, tanto así que los dientes le empezaron a escocer.

Verdes. Tenía los ojos saltones y verdes, podría jurar que veía galaxias pasar por aquellos ojitos brillosos. Movía la boca, ¿Estaba diciendo algo...? Ya ni siquiera lo escuchaba. Pero quería escuchar su voz. Logró salir de su aturdimiento, sumamente avergonzado pues era obvio lo que había estado haciendo o sus pensamientos.

Aunque no tanto para el florista, quien parecía estar más preocupado por sus ventas que por la cara de embobado que Katsuki estaba poniendo.

"¿En qué puedo ayudarle...?" Ah, tenía la voz algo chillona, probablemente por ser un puberto al que le estaba cambiando la voz. Igual que él. Pero incluso así, le sonó muy bonita.

Hasta se había olvidado de la razón por la cual había ido hasta allá. ¡Mina!

Puta madre.

"Eh, Ah. ¡Sí!, Necesito un arreglo o ramo, no sé la diferencia, para mi... mi novia." Dudó un poco al final. ¿Por qué mierdas dudó?, ¿Acaso estaba pensando en negar a Ashido y ligar con el niño bonito?
Si.

La sonrisa del niño pecoso mostraba todos los dientes, tenía uno, el colmillo, algo chueco, pero aquello no hizo sino provocarle maripositas a Katsuki. ¿Qué putas estaba pasando, y quién mierdas se creía ése enano para provocarle todo eso?

"¡Éso es muy lindo!, Muy bien, ¿Tienes algo en mente, o prefieres que lo armemos sobre la marcha?" las manos del muchacho, cuyo nombre estaba en un pequeño gafete sobre el mandil; Izuku, empezaron a moverse y a aplaudir un poco con entusiasmo.

Era..., Adorable.

No podía apartar la mirada, era casi adictivo mirar los manerismos tan naturales y bonitos del pecoso con trenzas. Su cabello también era muy bonito, se veía algo enredado pero con estilo, como que los girasoles y las trenzas revueltas le daban vibras lindas.

Ahora quería pasarse un huevo por todo el cuerpo y quitarse las malas vibras, no se sentía lo suficientemente limpio como para respirar el mismo aire que el ojos saltones.

"Hay que, mmh, armarlo sobre la... ¿Marcha?" Aunque fue más una pregunta que una afirmación, Izuku no dudó en ningún momento, tomando con suavidad la mano de su cliente y llevándolo hacia el invernadero, donde el aroma de las flores era más intenso y la luz más escasa en ése momento del día.

El niño bajó la voz, casi como si fuera un lugar místico al que había que guardarle respeto. Y, susurrando le explicó algunos significados de flores mientras le enseñaba las flores y le pedía olerlas, para después en voz mucho más baja dirigir cumplidos hacia las flores y de más, fue raro y hermoso. Le pidió en varias ocasiones pensar en su novia, para que el ramo representara su relación a la perfección.

Y recordar a Ashido era un golpe en los testículos, pues se había ido de viaje entre girasoles y pecas, pero tampoco le importaba mucho, joder, era joven y estaba caliente. No debían de culparlo por apreciar la belleza cuando la veía.

Nunca pensó que escuchar hablar sobre flores iba a ser tan malditamente precioso. Se fijó, de una forma bastante irónica, que el muchacho tenía un cuarzo enrollado cómo collar, con una cadenita gris que hacía ruiditos. Era un maldito estereotipo, ahora nomás faltaba que le preguntara su signo zodiacal, y lo peor era que no se los sabía.

Su ceño seguía fruncido, y tal vez por ello Izuku parecía paulatinamente más nervioso, pues Katsuki era un maldito inepto en cuanto a relacionarse socialmente trataba, mientras que Izuku era un pinky pie boy.

Miró con curiosidad que Izuku dejó de toquetear unas gardenias, jugando con sus dedos llenos de tierra húmeda:

"Oh, Bakugou-kun, ¿Qué signo zodiacal eres?"

...

MIERDAAAA.