Me enamoré sin querer.

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[ Buen día mis lectores/as, había estado ausente por cosas de la Universidad pero estoy aquí de nuevo, espero actualizar mínimo una vez a la semana ¡tengo muchas ideas en mente! Espero sigan leyendo y votando, saludos Harmonys. :) ]


Hermione era la chica con la cuál todo hombre soñaría estar, es una mujer atenta, amorosa, aunque a veces gruñona, es cuidadosa en los detalles, es inteligente y piensa muy bien las cosas antes de decirlas. Contrariamente a Harry y Ginny, su noviazgo y matrimonio con Ron fué más que precipitado, precoz o lo que fuera, ellos lo llamaban un amor bastante fuerte, que no necesita del tiempo para consumarse, pero todos sabemos que si son polos opuestos, aquella llama puede ser consumida rápidamente cual brasa al carbón. Ella amaba su trabajo, incluso los primeros meses de matrimonio fueron más que increíbles, pero conforme pasaban los días, ella quería formar familia, ese fué su más grande sueño. Lo contrario a Ron, quien decía no sentirse preparado para la familia. De pronto las peleas comenzaron a ser constantes, y aunque al final lo resolvían, la verdad era que a ella no le gustaba que él se lo tomara tan a la ligera, así pasaron días y días, hasta que de repente, un día no soportó más, necesitaba expulsar de su corazón todo aquello que había acumulado, lo cuál era un mar de sensaciones, enojo, tristeza, resentimiento y dolor, mucho dolor. Llegó a cuestionarse si en verdad era que ella estaba hecha para ser la esposa de una "roca" como lo era Ron Weasley, como decía ella a veces. Para ésto, decidió hacer una visita a su gran amigo, Harry Potter, con quién podía descargar sus emociones y sabía que jamás la iba a juzgar.


Era una mañana soleada de mayo en Londres, perfecta debería de comentar. Ese día como todos, Hermione se había levantado temprano como siempre, para ser la Sub Secretaria del Ministro, le gustaba estar lo más temprano posible en su oficina. Se duchó y seguido a eso fué a ponerse un conjunto que consistía en una falda y saco entallado en color marrón, se hizo un chongo en el cabello, se delineó sólo un poco los ojos y se puso en marcha.

Ya había llegado al Ministerio cuando le sorprendió ver la luz encendida en la Oficina de Aurores, no pensó que fuera su esposo ya que él aún se había quedado dormido en casa, y estaba en duda de si era Harry, pues él tampoco acostumbraba a llegar tan temprano, aunque no parecía una idea tan descabellada ante los rumores de su posible separación con Ginny, al entrar a la oficina se llevó una sorpresa al ver que efectivamente se trataba de su ojiverde.


- ¿Harry? ¿Qué haces aquí tan temprano? - le preguntaba Hermione mientras cruzaba por la entrada de la oficina, mirando a su amigo se dió cuenta de que ya no era el muchacho que había conocido todo el tiempo, recordaba bien a un muchacho menudo, bastante delgado y con una mirada y sonrisa bastante alegres, evidentemente eran como las de un niño, ahora ya era un poco más alto, su cara era más fina, su mirada era seria, la barba un poco crecida que antes simplemente se afeitaba y ahora era unos de sus mejores rasgos y esa sonrisa que podría derretir a cualquier mujer, sin mencionar que el estilo que adoptaba, ahora usaba pantalones un poco más casuales, camisas que eran un poco pegadas al cuerpo y dejaban notar su delgado y formado cuerpo, junto a esa enorme chaqueta cazadora que evidentemente le daban el estilo de Auror, ¿pero porqué le había puesto tanta atención a su físico? Se suponía que ella siempre había estado a su lado sin fijarse en eso, debería ser de lo más normal para ella. - ¿Estás.. solo? - preguntó tratando de afirmar su tono de voz.


- ¡Hermione! Pasa pasa - respondió él en un gesto bastante gentil mientras la observaba, se acercó para ofrecerle el asiento en uno de los cómodos sofás de peiel que estaban en el lugar, eso a ella le gustó. - La verdad Hermione, espero que llegue el abogado, estoy planteando que me formule un divorcio amistoso, además necesito que una decoradora de interiores del mundo mágico vaya a adecuarme la casa de Sirius, pienso irme para allá - había comentado mientras se sentaba en el escritorio para poder charlar a gusto con ella, y cómo disfrutó de mantener conversación con ella aunque se tratara de los problemas matrimoniales de ambos.


La plática no duró mucho, ambos hablaban de sus problemas, pero en toda la charla, Harry mantuvo la vista en los labios de la chica ¿porqué? No sabía. Siempre tuvo la dicha de tener los mismos en sus mejillas o frente, de una manera amistosa, pero ahora tenía una necesidad intensa de besarlos, ¿estaba mal? No sabía, o quizás ni le importaba, pero ella era su mejor amiga, y a la vez la esposa de su mejor amigo.

Pasó el tiempo y la castaña miró el reloj, era demasiado tarde ya, había pendientes con algunos casos en juicio y ella ya iba tarde, se levantó de inmediato, pero justamente cuando se iba a despedir de su amigo con un beso en la mejilla junto a una invitación para comer juntos, éste volteó hacia ella para darle los papeles que llevaba en sus manos cuando llegó, sus miradas chocaron, sus labios se encontraron con el más mínimo roce y los pulsos de ambos se aceleraron, después de segundos ella reaccionó, y agitó su cabeza interiormente, sonrió y besó su mejilla, saliendo de prisa hacia su oficina, y no debo de decir que en la mente de ambos, aquel acercamiento se hizo presente todo el día en sus pensamientos, impidiéndoles que estuvieran de lleno en sus deberes laborales, ¿y cómo no? Si eran los mejores amigos, o eso creían ellos.


¿Estarán hechos el uno para el otro? ¿Cómo se sentirá Hermione al respecto siendo ella tan correcta? ¿A Harry le habrá gustado? Hagan sus apuestas amigos.

The Only Exception.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora