The Only Exception.

Algo está cambiando.

Hola amigos, sé que he estado muy ausente y por tal no he podido continuar todo lo que tengo planteado para ésta historia, pero trataré de hacer lo posible para actualizar seguido, saludos harmonys. :)

Hermione se había logrado ir rumbo a su despacho después de haber tenido ese peculiar encuentro con su... ¿Amigo? El Auror,  toda la mañana se la pasó confundida,  pensando en lo ocurrido y haciéndose ideas que ella consideraba erróneas si hubiese besado a Harry, pero lo que más le aparecía increíble era el hecho de que ya estaba considerando la idea de haberse besado con Harry,  su mejor amigo,  su confidente y casi 'hermano'  de muchos años,  prácticamente de toda la vida. Las horas pasaron, y aquella chica había terminado sus deberes poco antes de la hora estipulada con la que había acordado a Harry para salir juntos a comer, usualmente no era una chica que fuera de importarle lo físico,  pero apenas terminó los deberes,  salió casi disparada al tocador de mujeres del Ministerio y se echó una manita de gato, al acomodar su peinado, un poco de brillo en los labios y...  ¿Porqué no? Esa fragancia frutal que tanto le gustaba usar cuando tenía que hacer algo importante.

Minutos después salió y se dirigió hacia su despacho, y casi se sobresaltó al darse cuenta de que el moreno estaba sobre la silla tras su escritorio esperándole, jamás pudo imaginar lo bello que ese hombre era, con su cabello alborotado, esa barba que últimamente le hacía ver más varonil, además de que solía tener un excelente gusto por las prendas que usaba para ir a la oficina, y esa mirada que inevitablemente era tan profunda,  que casi le hacía temblar sus piernas, y suspirar por él,  ¿Qué le pasaba? ¿Acaso estaba enamorándose de su mejor amigo?

—Te esperaba, ¿donde estabas metida, eh? —preguntó el moreno con curiosidad y levantándose de la silla para acercarse a ella,  pudo percibir su aroma, cosa que le hizo cerrar los ojos y finalmente sonrió. —Que rico hueles,  Hermione... ¿Podemos irnos ya? —preguntó impaciente, ofreciendo su mano, y no sabía si era emoción o su hambre, pero se moría de ganas de irse de ahí con la castaña.

—Vámonos, señor Potter. Estoy lista. —ella sonrió y le respondió en tono firme,  sujetando su mano y al estrechar la misma,  una sensación sumamente agradable y cálida recorrió su cuerpo, haciéndola ruborizar, cosa que ocultó agachado la mirada y después de segundos alzó de nuevo para seguir el camino que Harry tomaba,  en dirección a las chimeneas para transportarse hacia las calles de Londres y comenzar con aquella... Cita entre ambos. Estaba feliz y emocionada a la misma vez,  y Harry igual, por alguna razón que desconocía, estaba feliz de estar con Hermione.