Eres casi el hombre perfecto.

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Habían pasado ya varios minutos después de que tanto la cataña como el moreno abandonaron el Ministerio tomados del brazo y a través de las chimeneas, ambos habían decidido salir juntos por primera vez, pero no sabían si era en plan amistoso o como algo más, loo cierto aquí era que ambos estaban en cierto punto, solos. Hermione había estado sola desde unas semanas atrás y Harry ya había planteado con Ginny su definitiva separación.


Como era de esperarse, el clima de Londres era gélido y pues Hermione no había elegido las mejores ropas para esa época, pues a pesar de llevar unas medias gruesas bajo su falda, el frío era inminente, cosa de la cuál el moreno se percató y sin dudarlo dos veces, comenzó a sacarse  la grande gabardina con el afán de colocársela a su acompañante, cosa que hizo, aún a pesar del frío que hacía, se detuvo unos instantes solamente para eso, con mucho cuidado se la colocó a Hermione y comenzó a abrocharla, a lo que ella de inmediato respingó, negándose a aquello.

No, Harry. Tú la necesitas. ─ murmuró ella haciendo una mueca de desacuerdo ante la acción del moreno, pero éste al ser también un necio por naturaleza, sonrió continuando con su acción.

Claro que no, no digas disparates Hermione, además yo llevo algo más abrigador abajo, y tú no. Así que deja la necedad, acepta y vámonos. ─ él le comentó con una sonrisa más amplia apenas terminó de colocarle bien la prenda y enseguida de eso, se acercó depositando un pequeño beso en su frente, acomodó la bufanda de la chica y ésta vez fue él quien tomó su mano para seguir su camino por las frías calles de Londres hasta llegar a su destino.

A lo largo de los años, el chico atolondrado que todos conocían había cambiado bastante, y era para bien, pues muchas chicas si ya se sentían atraídas por el comprómetido y joven auror, quizás con éstos cambios se sentirían aún más atraídas hacia él;  había dejado por un lado de ser ese adolescente travieso que todos conocían, la viva imagen del gran James Potter, aunque seguía siendo un hombre con el cuál podría divertirse, pasar un buen rato, y eso lo sabía demás Hermione,  pero ahora era una clase de combinación del típico hombre inglés, educado, galante y por sobre todas las cosas, romántico.

Por fin habían llegado al restaurante y afortunadamente aún habían mesas libres para dos, al ser un lugar recién aperturado en la ciudad, era muy recurrente debido a que se decía el servicio, la comida y las instalaciones eran de las mejores, además de que no era muuuy caro y seguramente muchos podrían darse el lujo de visitarle, aunque no sabía con exactitud quién era el dueño original del lugar. Se les había indicado uno de los mejores lugares, el cuál se encontraba libre y por supuesto no desaprovecharían la oportunidad, éste se encontraba en una de las esquinas del establecimiento, teniendo en un lado une norme ventanal que ofrecía por supuesto una grande y preciosa vista de la ciudad además de que estaba perfectamente adornado. Él por su parte, al llegar a su sitio, se ofreció a tomar el abrigo de la castaña y por supuesto que también le acomodó la silla para que tomase asiento, acto seguido él se sentó frente a ella siendo solamente una vela y la mesa por supuesto la que estuviera entre ambos. Después de un rato habían decidido ordenar algo sencillo pero exquisito, según parecía la especialidad de la noche por parte del chef. La cena también fue muy tranquila, llena de risas, recuerdos agradables de la infancia, Hogwarts y por supuesto, su situación sentimental, en la que ambos se encontraban cosa que les hizo sincerarse unos momentos y de manera espontánea y sin darse cuenta, Harry ya se encontraba tomando las manos de la chica, quien había abusado de unas cuantas copas de vino, algo inusual pero sabía que no  debía preocuparse pues en caso de que se excediera, su entonces amigo la ayudaría.


Pasadas un par de horas, habían decidido retirarse del lugar, y el moreno había decidido llevar a su acompañante a su casa, aunque la propia le quedara un poco más lejos, pero, ¿qué importaba eso si conoces la habilidad de la transportación? La castaña estaba un poco cansada y por supuesto su mayor apoyo era él, quien al llegar al departamento de la contraria, la había llevado hasta su habitación, ayudándole quitando solamente la chaqueta y los zapatos de ésta y acomodándole en su cama, pero cuando estuvo por despedirse de ella, ésta afanó sus brazos alrededor del cuello del joven auror, como si se tratara un muñeco de felpa.


Harry no te vayas... Harry quédate conmigo... Harry te amo... ─ conjuntos de palabras como ese salían de los labios de ella, y él se sorprendió, no sabía como reaccionar y aunque quedóa tónito, creyó que lo más seguro era que esan efectos causados por las copas de más que había ingerido.



Si les gusta comenten chicos, si tienen sugerencias también, ¿les gustaría que "viejos amores" de ambos interrumpieran el romance? Ustedes tienen la palabra :)

The Only Exception.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora