Capítulo VI

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Las clases habían durado un poco más de lo habitual, debido a una conferencia internacional que tuvieron los estudiantes de leyes. Los futuros abogados recibieron una interesante charla por parte de algunos hombres muy reconocidos en el medio, quienes transmitieron sus conocimientos sobre las similitudes y diferencias del uso de la ley en otros países.

Baji y Chifuyu salieron muy emocionados, ya que el inglés le había compartido lo que sabía a su novio referente a este tema. Información que fue de utilidad para Keisuke al momento de preguntar ciertas inquietudes que aún tenía. Despejando de esta manera las mismas para adquirir un nuevo conocimiento.

La pareja salió de la universidad rumbo al departamento del moreno. Esa noche, la madre del joven los invitó a cenar, como regalo por su reciente aniversario. La mujer estaba feliz de ver a su hijo tan enamorado, y también estaba inmensamente agradecida de que Chifuyu fuese el que lo hubiese conquistado. Su corazón de madre desbordaba alegría cada vez que estaba junto a los enamorados.

—¡Mamá, ya estamos en casa! —gritó Baji, desde el umbral, cuando acababan de llegar al departamento—. Pasa, creo que aún no ha regresado.

—No creo que tarde —dijo Matsuno, viendo la hora en su celular—. Quizá el tráfico la está retrasado.

—Es probable; mientras tanto, ¿quiere tomar algo? ¿Jugo, agua? —inquirió, dejando su mochila en la entrada de su hogar.

—Jugo, por favor.

—Espera, enseguida vuelvo.

Chifuyu se sentó en el sofá y dejó a un lado sus pertenencias. Tomó su celular y se puso a revisar un correo electrónico que le habían enviado. Lo leyó y después descargó el archivo, ya que lo iba a necesitar para continuar con la investigación que tenía que presentar.

Keisuke volvió a la sala y se acomodó a la par de su amado, luego le entregó el vaso con jugo que le había llevado. Matsuno lo bebió para después colocarlo en la mesita que tenía al lado. Baji recostó la espalda en el brazo del sillón y abrió las piernas, luego tomó a su novio por la cintura para hacer que este quedase en medio. De esta forma, su amado podía descansar sobre su regazo.

—Este día fue muy cansado, pero también fue muy entretenido, ¿no te parece? —preguntó el inglés, mientras se acunaba en el pecho de su pareja—. Me encantan este tipo de actividades extracurriculares, ya que te hacen ver el enfoque legal desde otro panorama.

—Pienso igual que tú. Creo que la universidad debería concentrarse en brindarnos clases más interactivas. En las que tengamos conferencias, entrevistas, debates y prácticas que nos hagan adquirir más conociendo —espetó, acariciándole con la yema de los dedos el cabello a su novio—. Sería excelente que todas las cátedras fueran de esta manera.

—Definitivamente, pero habría que cambiarles el sistema a las autoridades del campus. Y por lo que veo, son algo cerrados.

—Son unas momias. Ese directo ya debería estar descansado —comentó el moreno, con franqueza. No era que pensara que las personas de la tercera edad ya no podían trabajar, era, simplemente, que su manera de pensar no los dejaba avanzar. Impidiendo que incursionaran en otros métodos más eficaces—. Así como todas esas viejas que tiene por secretarías.

—Baji, no seas así —lo regañó, levantando la mirada para verlo a los ojos. Mirada profunda que era su perdición—. Si te expresas de ellos de esa manera, no quiero ni pensar lo que dirás de mí cuando tenga esa edad.

—Mi ángel, yo siempre te voy a amar, sin importar tu apariencia —confesó, mientras se acercaba muy despacio hacia sus labios—. Porque tú —musitó, cerrando los ojos. Su cálido aliento lo envolvió. Estaba a punto de beber del elixir de la vida—, eres lo que más amo. Yo estoy enamorado de tu alma.

Ángel [BajiFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora