Capítulo V

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Tokio, Japón. 2016.

Un año había pasado desde aquel primer beso que se dieron en el salón de clases. El cual marcó el inicio de su relación. Una unión que sorprendió a todos, ya que muchos creyeron que era algo pasajero; sin embargo, pese a todo pronóstico en su contra, habían demostrado que su amor era puro y sincero.

Un romance de novela que, de no ser porque lo estaban viendo, creerían que se trataba de un invento. Por lo tanto, su enamoramiento había despertado en muchos incrédulas miradas, murmullos y señalamientos.

Era poco creíble que Keisuke Baji llegase a cambiar algún día, sobre todo, porque tenía muy bien ganado su título de conquistador. No obstante, el milagro sucedió y fue un joven inglés el que lo cambió. Ya que le robó por completo el corazón.

Ahora eran considerados la pareja soñada. Muchos anhelaban tener una relación como la que tenían ellos dos. En la cual lo que más abundaba era el amor.

—¡Buen provecho! —exclamó Mikey, cuando terminó su comida—. He quedado satisfecho.

—Me alegra escucharlo, porque tú te comiste todos los dulces —informó su mejor amigo, mientras lo acribillaba con la mirada—. Aún sigo sin comprender en dónde te cabe tanto.

—Mikey tiene muy buen apetito —comentó Takemichi, quien se levantó de la mesa para retirar los platos—. Él puede comer y comer, y nunca llenarse. Es insaciable.

—Así que, ¿Mikey es insaciable, Takemichi? —inquirió Keisuke, sonriendo lascivamente—. Cuéntanos, ¿cómo haces tú para llenarlo?

—¡Baji! —esbozó Chifuyu, fijando la mirada en la de su novio. Al parecer, la conversación se había desviado y su amado lo había aprovechado para obtener información privada—. Esos son temas de pareja, tú no tienes por qué saberlos.

—Mi amor, yo no pregunté nada malo. Simplemente, quería saber qué es lo que Take hace para calmar el hambre de mi mejor amigo —expuso, haciéndose el ofendido. Chifuyu resopló, pues su novio era un caso perdido—. ¿Verdad que tú lo entendiste así, Takemichi?

Hanagaki se llevó la mano a la nuca y bajó la mirada. Él se sintió muy avergonzado. Ese tipo de preguntas no se debían hacer con tanta confianza. Aunque Take ya le había comentado al inglés sobre su intimidad y, muy probablemente, Mikey lo hubiese hecho con su mejor amigo. Sin embargo, eso no hacía que dejase de sentir pena.

Su vida sexual era muy buena; no obstante, no necesitaba que otras personas que pudieran estar en los alrededores, se enteraran de lo que pasaba entre él y su pareja bajo las sábanas.

—Bu-bueno, yo. Digo, Mikey... —Estaba tan nervioso que no sabía qué contestar. Además, su rostro había tomado otro color. Parecía como si le hubiesen echado exceso de rubor.

—Tengo mis límites y sé perfectamente cuándo parar —confesó Sano, mientras acariciaba con sutileza la mejilla de su pareja—. ¿Verdad que sí, Takemichi? —Lo vio asentir con un efímero movimiento corporal, pues imaginó lo que pasaba por su cabeza—. Solamente mi amado sabe cómo controlarme.

—Eso no lo dudo —murmuró Keisuke, guiñándole un ojo a su amigo.

Chifuyu los observó a todos, sobre todo, a su confidente; quien parecía que deseaba salir corriendo. No obstante, comprendió el porqué esos dos se llevaban a la perfección. ¡Por Dios, eran iguales! Tenían la misma sintonía.

Ambos se entendían con una sola palabra, igual como lo hacía él con Hanagaki. Sin embargo, ellos definitivamente eran más reservados. Había una diferencia abismal en su manera de ser. Las parejas de amigos eran polos opuestos, estaban de extremo a extremo; por lo tanto, cada relación romántica se compenetraba perfectamente.

Ángel [BajiFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora