Favorite Crime - Omegaverse [ "adaptación"]

|28| Zorra: Cena de calidad con la familia.

Narradore Omnisciente

El crepúsculo del atardecer mostró su parecencia, dejando el cielo anaranjado y alarma natural para una pequeña.

Esta noche debía ir con Lucía. Lo había prometido.

Así que se había preparado; se puso las prendas que le había dejado en la caja.

Relamente no era nada de su estilo, en serio que no; Era una polera de gran escote, una minifalda y tacones.

Todo de colores fluorescentes y estampados que relamente se mareaba de ver.

Se miró al espejo de su tocador sintiéndose ridícula.

Trató de maquillarse de la manera en que la alfa le recomendó.

No es que fuera mala maquillándose, muchas veces lo hizo a petición de su madre.

Pero relamente veía su reflesco con asco, no le gustaba lo que veía, siquiera estaba segura de que algún día lo hizo.

Estaba tratando de lucir como una "adulta".

Lucía le pidió que lo hiciera, todo con el fin de hacerla feliz a ella.

Odiaba todo lo relacionado a lo que la hacían hacer.

No le gustaba mostrar tales partes de su cuerpo, no le gustaba usar un labial rojo, tampoco las sombras azul que la hacían ver como un payaso.

Nada.

La única excepción era el poder cubrir sus moretones y mordidas con base, le era reconfortante la mínima idea de que podía ignorar el estar "sucia", el ser la puta que la mayor pensaba.

Quizá si no lo demostraba, no lo estaría.

A este punto, era algo extremadamente agotador el pretender o simplemente estar "a la altura".

No sentía más que dolor de caminar o hace el mínimo esfuerzo físico, estaba harta.

Cubrió el espejo con alguna camisa tirada por el suelo; estaba cubierta de sangre ; su sangre. Un problema con la morena... De nuevo.

— La cena ya está lista — dijo una beta sin entrar en el cuarto.

La pequeña trató de quitar el pintalabios de las comisuras de estos mismos, dejándolo corrido.

Bajó al comedor...

Al sentarse pudo notar las miradas de sus familiares; la de la matriarca en serio que era despectiva.

— ¿Se puede saber qué porquería llevas puesto? — alzó la voz en susurro, la antítesis fue acompañada de un golpe en la mesa.

Todo mundo quedó en silencio.

— ¿ Hay algo mal- — preguntó con un tono de lasitud, bastente bajo pero desconocedor de la causa del dilema.

La "madre" volteó la mirada con ira, negándose a verla.

— Nunca pensé que una hija mía se vestiría como una cualquiera. Tan... Indecente. — esas palabras la hirieron como el infierno, pero el cansancio y la resignación fueron mayores.