Capítulo 1.

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China me gusta, no puedo decir que un país me gusta más que otro; porque hasta ahora siempre he vivido aquí.
Tuve serios problemas cuando comencé a aprender el idioma, no solo yo, mamá y papá también. Aunque era divertido estudiar con ellos todas las tardes y reírnos de quién no podía pronunciar las palabras adecuadamente.
También tuve algunos problemas para comunicarme con los otros niños de mi edad, eran en ese entonces dos motivos: o no entendían lo que trataba de decir o se burlaban de mí por no saber pronunciar.

¡Mocosos del demonio!

¿Acaso no comprendían que era difícil para mí también?

Aunque a pesar de eso, he conocido a personas increíbles, y la lista la encabezan Chenle y Renjun; mis dos mejores amigos. Nos conocimos en el jardín de infantes; ellos fueron mi salvación con el idioma. Y desde esos años hasta la fecha hemos estado en todos los años escolares juntos.

Bien podría decir que ambos son como los hermanos que no tengo. Conocen todo de mi y yo de ellos.

Sin embargo, a pesar de que soy feliz aquí, todavía quiero viajar a Corea y terminar ahí el colegio.
El primer año escolar está a un par de meses de terminar y aún no consigo convencer a mi madre de que volvamos a Corea. Ahora quiero amigos con mi misma nacionalidad.

— ¿Cómo te fue en el colegio, cielo?

— Bien, como todos los días

— En un momento más estará lista la comida

— ¿Papá no comerá con nosotros? —si mamá respondía que no, definitivamente no sería algo que me sorprenda, a veces se mantiene muy ocupado.

— Me dijo que sí, espero no surja algún inconveniente

— Iré a cambiarme, hay algo que quiero hablar con ambos

— ¿Sucedió algo? —el rostro de mi madre reflejó preocupación.

— No sé trata de un problema o algo grave, si es lo que estás imaginando

— De acuerdo, le avisaré a tu padre que venga lo más pronto posible porque necesitas hablar con ambos

— Estaré en mi habitación —subí escaleras arriba para encerrarme en mi habitación.

Lancé mi mochila sobre la cama y tome asiento en mi escritorio, encendí mi laptop y la pantalla mostró de inmediato uno de mis sueños. Ingresar a ese instituto en Corea.

Sonreí mirando el monitor, imaginando como sería un día de escuela ahí, cómo sería finalmente tener amigos coreanos. No es que despreciara a los chinos y mucho menos a mis dos mejores amigos, pero  aún así quiero experimentar otras cosas.
Cerré nuevamente mi laptop, me levanté de mi lugar y saque ropa cómoda de mi armario para quitarme el uniforme.

Salí de mi habitación y a mitad de las escaleras oí a mi padre entrar a la casa.

— Hola, pá

— ¿Cómo te fue campeón?

— Muy bien

— Tu madre me dijo que hay algo que quieres hablar con nosotros

— Lávense las manos y vengan a sentarse ya he servido la comida —mi madre gritó desde el comedor.

Papá y yo obedecimos a mi madre y después tomamos asiento en el comedor. Me sentía nervioso, no era la primera vez que hablaba sobre este tema con ellos pero por alguna extraña razón continuaban negándose a mi petición.
Y ya no lo iba a permitir, estaba dispuesto a hacer lo que fuera.

El tintineo de los cubiertos era lo que, por varios minutos, inundó la mesa. Tomé de un solo trago el agua de mi vaso y me atreví a hablar.

— Mamá, papá —ambos levantaron sus miradas hacia mi de inmediato—. Quiero cursar el segundo año de instituto en Corea

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