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Capítulo 11.

Jeno.

Justo hoy era viernes, y como ya era costumbre, mi madre me tendría preparado un pastel en cuanto bajara a desayunar.

Simplemente me levanté y me vestí, ahorraría el baño para más tarde.

Crucé el pasillo de mi casa y baje las escaleras para llegar al comedor, dónde mis padres ya me estaban esperando con un regalo y mi respectivo pastel de cumpleaños.

— Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños mi querido hijo, feliz cumpleaños a ti

Sonreí porque ambos estaban con esas cálidas sonrisas.

— Gracias a los dos por esto

Mamá y papá me envolvieron en un abrazo y cada uno dejo un beso en mi mejilla.

— Quién lo diría, hace unos ayeres te tenía entre mis brazos dándote biberón y hoy ya estás cumpliendo diecinueve años, hijo

— Papá, tranquilo, no vayas a llorar.

Bueno, no era un secreto que mi padre era mucho más sentimental que mamá. Aunque también le gustaba hacer de los problemas pequeños algo muy grande e incluso en ocasiones le hacía berrinches a mamá. Y a mí madre le encanta consentirnos a ambos.

— Cómo no voy a llorar hijo mío, si ahora eres todo un hombre

— Tranquilo, cielo —mi madre limpió las lágrimas de papá

Vamos, las velas se están consumiendo y Jeno necesita pedir su deseo.
Todos caminamos hacia la mesa, puse mi regalo sobre está y mis padres se pararon frente a mi mientras papá me tomaba algunas fotos para recordar el momento.

— Pide tu deseo, Jeno —mamá alentó.

¿Mi deseo? Había muchas cosas que deseaba, pero algunas de esas cosas solo podían cumplirse con un poco de esfuerzo no simplemente anhelando que lleguen por su cuenta.
Debía poner en mi deseo la más fácil, aquella que la vida y el destino me quiera conceder, sin forzar nada y todo sea mutuo.

Que sus ojos puedan mirarme cómo yo lo veo a él.

Sople las velas del pastel mientras mamá y papá aplaudían entusiasmados.

Las fotos no pararon ahí, tomamos una todos juntos, me tomaron varias quitando las velas de la torta y otras más mientras lo cortaba y lo servía en los platos. A papá de verdad le gusta recordar cada minúsculo momento.
Cada uno tomó asiento mientras disfrutábamos el delicioso sabor a chocolate de la torta de cumpleaños.

— Voy a salir más tarde, ¿puedo?

— ¿A dónde irás? —mamá preguntó.

— A casa de Doyoung, me han organizado una fiesta con los compañeros del instituto

— Nada de alcohol, Jeno —mi madre advirtió

— Déjalo, nuestro hijo ya no es un niño. Tiene que conocer un poco sobre esas cosas. Solo por favor, todo con medida

Le sonreí a papá, siempre sabía cómo convencer a mamá.

— ¿Entonces si puedo?  —pregunté a ambos.

— Está bien, pero ya oíste a tu papá, todo con medida hijo

— No sé preocupen, estaré bien

Continuamos platicando de otros temas, mientras seguíamos comiendo el pastel.
Luego de un largo rato, abrí mi regalo.

Era una playera de Metallica; una de mis bandas favoritas y que por supuesto, mis padres lo sabían.

— Gracias por el regalo, está increíble