Capítulo 19.

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Los fajes entre Jeno y yo luego de esa tarde comenzaron a ser más frecuentes.

Tres semanas dónde  no podíamos detenernos. En el instituto, acordamos en varias ocasiones vernos durante las horas de clase en el baño y aprovechar esa “privacidad” para darnos placer uno al otro.
En los recesos preferiamos ir detrás de los salones y hacer lo mismo.
No necesitaba haber penetración. La adrenalina de ser atrapados hacia más excitante cada momento.

— Vayamos a mi casa hoy, Jae —Jeno dijo una vez que abordamos el bus de regreso a casa.

Su mano estaba sobre mi entrepierna acariciando, haciéndome sentir cosquillas en mi vientre bajo.

— Debiste decirme antes, ya sabes él por qué

— Escápate por hoy, yo te llevaré de regreso a tu casa más tarde

— ¿No debería mi novio, estar estudiando para su examen?

— Tengo que estudiar anatomía

— Nada de eso vendrá en tu examen, Jen

— Anda, Jae. De todas maneras ni siquiera voy a poder concentrarme mientras estudio por pensar en ti

— Bien, solo está vez y ya

— ¡No te vas a arrepentir, hermoso!

Tenía un poco de miedo, pero si era por labores escolares mi madre entendería.

Bajamos del autobús tomados de la mano y caminamos hasta llegar a su casa. Jeno sacó sus llaves y abrió la puerta.
Pero nuestros planes se vinieron abajo cuando su madre le gritó desde el comedor dándole la bienvenida.

— ¿No fuiste a trabajar, mamá?

— Están renovando algunas oficinas, cielo y entre ellas la mía, así que estaré en línea está semana

Jeno me dió una mirada decepcionada. Yo tenía ganas de reírme, pero me contuve con todas mis fuerzas.

— Pero pasen. Me da tanto gusto que vengas nuevamente Jaemin

— Gracias señora

La madre de Jeno me dió un abrazo. Sus brazos eran cálidos, se sentían justo como los de mamá.

— Siéntense, les traeré algo de tomar

Jeno y yo nos sentamos en los sofás de la sala.
Yo observe el lugar, tenían varias fotos de Jeno en el mueble de la televisión. Y había otra foto familiar. Pero en aquella habían dos niños.

Ese debía ser su difunto hermano. ¿Estaría bien si pregunto por él?

— No me dijiste que tienes un hermano

Su rostro se puso serio de inmediato. Temía por lo que fuese a responderme y, por lo que Doyo dijo aquella vez, a Jeno no le gusta hablar de esto.

— Él es el motivo por el que me esfuerzo tanto

No comprendía nada, Doyo dijo que había muerto y el director dijo algo sobre verlo.

— ¿Te gustaría contarme?  —me atreví a preguntar.

Su madre apareció con dos vasos con refresco.

— Estaremos en mi habitación, mamá

— Por supuesto, hijo

— Vamos arriba —me dijo tomando su mochila

Yo tomé la mía, mi vaso y lo seguí hasta su habitación. Estaba muy serio, eso era evidente y me reprendí a mí mismo por ser tan imbecil y hacer preguntas personales.
Tomé asiento en su cama esperando a que fuera él quien hablara primero, o tal vez iba a ignorar el hecho de que su madre estuviese abajo y tendríamos un nuevo faje a nuestra lista, no sé qué decir o hacer.
Jeno se sentó en la silla de su escritorio y me miró.

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